Se trata de Ricardo Castro Rocha, de 25 años, quien había mantenido un último contacto con su padre, Rubens Santos Rocha, el 15 de abril a las 18:30, y luego su familia ya no supo nada de él.
Preocupado por la falta de noticias, el padre viajó desde el estado de Pará, Brasil, hasta el apartamento de su hijo en el kilómetro 7 en el barrio Ciudad Nueva de Ciudad del Este. Al llegar, se encontró con un lugar vacío.
Según el relato inicial, Ricardo era un joven aplicado, de complexión delgada, cabello castaño enrulado, usaba anteojos y cursaba el último año de Medicina en la Universidad Central del Paraguay (UCP), ubicada cerca del Lago de la República.
Su desaparición, en un principio, parecía un caso más de extravío, hasta que nuevos datos arrojaron información inesperada sobre su paradero.
La Policía Nacional, en coordinación con la Fiscalía Penal N.°1 a cargo del abogado Carlos Almada iniciaron las averiguaciones.
El encargado del edificio donde residía el joven informó que Ricardo había retirado sus pertenencias y abordado un vehículo de matrícula brasileña, supuestamente, con rumbo a Asunción para realizar trámites personales. Nadie sospechaba lo que vendría después.
El caso dio un giro internacional cuando Rubens, el padre, decidió ir un paso más allá. Se trasladó al aeropuerto de Foz de Iguazú y solicitó asistencia a la Policía Federal brasileña.
El rastreo de vuelos reveló un recorrido tan sorpresivo como inquietante: Ricardo había tomado un vuelo a São Paulo y, desde allí, otro hacia Moscú, Rusia.
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Las autoridades confirmaron que el joven había llegado a su destino.
Sin embargo, lo desconcertante es que Ricardo nunca había mencionado un viaje al extranjero.
Por el contrario, había invitado a sus padres a asistir a un evento universitario en Ciudad del Este. Lo que parecía una desaparición se convirtió en un enigma mayor: ¿Por qué un joven estudiante de Medicina decidió partir repentinamente a Rusia sin informar a su familia?
La Fiscalía ya recibió el informe correspondiente y seguirá adelante con la investigación, aunque por ahora no existen indicios de un hecho punible.
Mientras tanto, Rubens Santos Rocha, entre la calma de saber que su hijo está vivo y la incertidumbre de no entender por qué viajó, espera respuestas que aún están a miles de kilómetros de distancia.
Si bien no esta confirmado, hay comentarios de que fue a enrolarse al Ejercito ruso.