Durante la misa en honor a Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años hijo de paraguayos asesinado a golpes en Villa Gessel, Argentina, el cardenal Adalberto Martínez exigió justicia por el caso, a un día de darse a conocer la condena para los ocho rugbistas acusados en la causa.
En medio de una gran cantidad de personas que portaban fotografías del joven fallecido dentro de la Catedral Metropolitana de Asunción, Martínez manifestó la confianza en las autoridades de Argentina, destacando que están operando con celeridad en la causa y exigió que se dé una sentencia justa.
“Ofrecemos (esta misa) en memoria de nuestros hermanos que han fallecido por causa de la violencia. (...) Recordamos particularmente al joven Fernando Báez. El sistema judicial de Argentina está actuando con imparcialidad y prontitud para aplicar las condenas correspondientes en el caso”, comenzó expresando.
Destacó que el papa Francisco se solidarizó desde un principio con los familiares de Báez, asegurándoles que la Iglesia los acompaña en los momentos de dolor.
Asimismo, señaló que la celebración religiosa también se lleva a cabo para recordar a todas las personas que perdieron la vida a causa de la violencia, sobre todo las mujeres víctimas de feminicidio en Paraguay.
Recordó especialmente a los últimos homicidios de ese tipo que se registraron en el país y exigió a la Justicia paraguaya que ninguno quede impune.
“También rezamos por las víctimas de feminicidio y otros crímenes en nuestro país y que, lamentablemente, son frecuentes y que, en los últimos días, nuevos casos han enlutado a varias familias. Exhortamos al Ministerio Público y al Poder Judicial que estos asesinatos sean investigados y no queden impunes”, resaltó.
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Seguidamente, dijo que los actos de violencia en todo el mundo invitan a los fieles “a reconocer la necesidad” de que las personas se conviertan, dejando a un lado la venganza y los hechos que afectan al otro. “Por el Bautismo asumimos el compromiso de ser sal y luz en la sociedad”, aseveró parte de la homilía.
Y sentenció: “Nadie puede tener el derecho de matar a nadie. Estamos llamados a romper este círculo de violencia que se vive en la sociedad. La Iglesia condena firmemente todo tipo de violencia y anima a la Justicia paraguaya otorgue a cada uno lo que le corresponde”.
El juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, el hijo de los paraguayos Silvino y Graciela, oriundos de Carapeguá, ya está llegando a su recta final. Los alegatos finales en la causa fueron presentados entre el miércoles 25 y jueves 26 de enero, donde la Fiscalía sostuvo los cargos de los ocho rugbistas acusados en la causa.
Los investigadores aseguran que fue un homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas, ya que los jóvenes estuvieron cerca de la víctima por siete minutos, tiempo en el que pudieron haber planeado el hecho.
El relato del crimen
Luego de recorrer y disfrutar las playas de Miramar, en el vecino país, Fernando viajó el 16 de enero de 2020 con un grupo de siete amigos hasta la localidad de Villa Gesell, donde también debía encontrarse con su novia, Julieta Rossi.
Allí se mantuvo por dos días compartiendo con sus allegados, hasta que llegó la fatídica madrugada del 18 de enero del mencionado año, cuando Báez y sus amigos fueron a la discoteca Le Brique.
En principio todo se desarrollaba con normalidad en el sitio, hasta que alrededor de las 3:30 se desató una riña entre un grupo de rugbiers y uno de los amigos de Fernando.
El joven fallecido intentó intervenir para separar a su amigo, tras lo cual guardias de seguridad sacaron a todos del local nocturno. En ese ínterin, Fernando Báez se paró en una vereda, compró un helado y esperó encontrarse con los demás.
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No obstante, recibió un golpe a traición por parte de uno de los sospechosos y cayó al suelo inconsciente. Pese a que ya no podía defenderse, una turba de jóvenes comenzó a golpearlo hasta dejarlo sin signos de vida, de acuerdo con lo que revelaron imágenes de celulares y de circuito cerrado.
El caso generó mucha indignación y conmoción tanto en Paraguay como en Argentina, por lo que la ciudadanía de ambos países, en especial los familiares y conocidos de la víctima, exigen la cadena perpetua para todos los procesados.
El principal sospechoso en esta causa es Máximo Thomsen, de 23 años; el segundo es Ciro Pertossi, de 22, y le siguen Luciano Pertossi, de 21; Lucas Pertossi, de 23; Ayrton Viollaz, de 23 años; Enzo Comelli, de 22, Matías Benicelli, de 23, y Blas Cinalli, de 21 años.