Ante la ausencia de la carta para el pueblo, leída tradicionalmente por el monseñor Ricardo Valenzuela, la Conferencia Episcopal Paraguaya preparó en reemplazo su carta pastoral, la cual fue leída este lunes por el obispo de San Pedro, Pedro Jubinville.
La carta tuvo como eje central el bien común, aplicado y en perspectiva a tópicos como la política, economía, justicia, entre otros temas.
La política fue el primer tópico. “La misión y la finalidad de la política es asegurar la vida humana en el sentido más amplio. Claman por nuestro compromiso con miras al bien de todos porque para la Iglesia la política ‘es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común’, reza el texto.
En cada asunto, se enumeran algunos puntos de acción, con sugerencias generales y otras específicas.
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“Fomentar la educación cívica permitiendo que cada partido político se convierta en escuela de ciudadanía, de diálogo social y de elaboración de propuestas políticas que contemplen como su núcleo vertebrador, el bien común”, se cita como sugerencia, a la par de instar a “aplicar la ley de financiamiento de los partidos políticos con controles ciudadanos rigurosos”.
El segundo tópico fue la economía que se cita que si bien existe mayor equilibrio macroeconómico, disciplina fiscal, baja inflación y sistema financiero sólido, aún persisten las desigualdades urbano-rurales, el problema de tierra mal distribuida, la persistencia de segmentos de la población indígena, campesina y urbana precarizada “para los cuales el crecimiento no llega o llega muy poco”.
La ecología fue el tercer asunto abordado. Se cita que a pesar de que exista un marco legal ambiental “aceptable”, su aplicación es limitada y muchas veces, fragmentada.
“Esta distancia entre el marco legal y la realidad ambiental deja vía libre al extractivismo depredador, la sobreexplotación de recursos (minería, criptominería, deforestación, monocultivos sin protección del suelo y del agua) y no castiga a los culpables de las contaminaciones ambientales, un atentado evidente al bien común”, se señala.
En el cuarto tópico, la Justicia se destaca que cuando no funciona “toda la vida social se resiente”, además de desalentarse la inversión seria y responsable, al no existir reglas claras ni previsibles.
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“Se fortalece la impunidad y la corrupción, al no existir sanciones efectivas. Crece la percepción de que la ley solo se aplica a los pobres. Lo que debilita la confianza en las instituciones”.
En cuanto a los puntos de acciones, se insta a apoyar y visibilizar a los jueces honestos. “La gente debe saber que existen y que es posible una justicia limpia”, se señala. Asimismo, se pide capacitar a la ciudadanía sobre los mecanismos de control, amparo y denuncia que la propia Constitución Nacional otorga.
En el quinto tópico, sobre el sistema educativo, la Iglesia hace un mea culpa al señalar que en algunas ocasiones, las instituciones educativas católicas se volvieron espacios para una minoría privilegiada.
“Reconocemos que muchas de nuestras instituciones educativas católicas han brindado un servicio valioso al país, pero no siempre hemos sabido garantizar inclusión, accesibilidad y formación integral. A veces, nuestras escuelas, colegios y universidad se han vuelto lugares para una minoría privilegiada”, se señala.
En el sexto punto, sobre la salud, se señala que el sistema de salud refleja con crudeza las desigualdades existentes en el país. “Paraguay invierte poco, de manera ineficiente y con escasa transparencia”, se menciona.
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Se apunta a la superposición de instituciones y a la falta de articulación en la gestión. “Existe fragmentación y superposición de instituciones: Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, Instituto de Previsión Social, Fondo Nacional de Recursos Solidarios para la Salud, sector privado; y no existe una política articulada que garantice acceso equitativo y continuo a la atención. Y (esto) ha convertido a la salud en un negocio”, se manifiesta.
El séptimo y último tópico abordado fue el sistema de protección social, en el que se menciona que no es “caridad del Estado”, sino se trata de justicia social y concreción del bien común.
“Un país con tan fuerte tradición de solidaridad no puede aceptar que apenas el 28,6 % de la población tenga seguro médico, que el trabajo sea en más de 60% informal, que las mujeres y los jóvenes sean los más desprotegidos, que miles de niños y adolescentes estén fuera de la escuela y que tantas familias deban endeudarse para tratar una enfermedad”.
Se destaca que si bien se dieron pasos para garantizar la dignidad de las personas, con la aplicación de pensión del adulto mayor, hambre cero en las escuelas, etcétera, aún falta extensión, integración y continuidad.
Intervenciones
Durante la lectura de la carta, un hombre del público intervino y denunció el actuar de la Policía Nacional.
“G. 3.000 millones tiene de presupuesto la Policía Nacional, para perseguir al pueblo, eso no es democracia”, señaló y recibió como respuesta del obispo de San Pedro: “Vamos a hablar con nuestra comunidad de la zona y está bien que salga lo que queremos decir”.
Otro llamativo momento ocurrió al finalizar la lectura, cuando Jubinville expresó “Bendiciones”, bajó la cabeza y elevó los brazos, en ese exacto instante un ave cruzó frente a él. El hecho quedó captado por la transmisión televisiva.