A ser la mejor versión de la Pascua. Aquella que dice que dejes de emigrar en tierra ajena, a dejar de ser esclavo para convertirte en un ciudadano distinguido. Esa es la versión original desde la perspectiva de los judíos. El largo plazo de un grupo humano que se liberó de sus cadenas hasta llegar a la tierra prometida y ser dueño de su propio destino. Estamos cerca de lograrlo. En una nueva vuelta de tuerca donde nos toca decidir nuestra condición: o esclavos o libres. De abandonar el fanatismo que nos encadena a una lógica perversa que hace que dos millones de los nuestros adentro sean pobres y una cifra igual afuera haya decidido huir del país como única salida. Un país incapaz de hacerse justicia al punto que lo tienen que moderar y señalar desde afuera, porque no nos da el cuero para que nuestros fiscales y jueces hagan la tarea. Los que nos envilecen cada vez que tenemos que mendigar una atención médica decente, un viaje en autobús digno o una educación que con seis años nos haga posible saber leer y escribir. Estas esclavitudes nos amarran y nos impiden ser y llegar a un destino mejor y contra ellos debemos levantarnos.
Animate a comprender el sentido de nuestro Himno Nacional, la valentía de nuestros ancestros y la dignidad cotidiana de padres y madres que todavía creen que podemos construir un país digno y con valor. No creas que esto nomás podemos ser por la misma cobardía de otros incapaces de levantarse contra aquellos que los han vuelto serviles, mendigos y pordioseros.
Animate a creer que 7 millones de paraguayos en un suelo abundante y fértil solo les quede vagar buscando la tierra prometida, para acabar en miles de asentamientos, zonas marginales y cinturones de pobreza. No tienen derecho quienes con 100.000 te compran y te hacen vasallos, dejan de valorarte y te desprecian cuando llegan a ser gobierno. Ya conoces la historia. No dejes que se repita contigo ni con tus hijos. No mereces que vuelvan a hacerlo.
Animate a ser un ciudadano y no un idiota al que manejan y usan a su antojo. Mandales un mensaje claro y contundente a los que te vienen engañando desde hace años y creen que eres un tonto que no merece nada con los impuestos que pagas. Son los mismos que viven como reyes mientras tú arrastras tus cadenas y vives en lamentaciones. Son ellos los culpables y el 30 de abril te tienen miedo y con razón. Sé implacable con ellos, que te tratan como simios cuando dicen “hemos bajado cientos de votos con el tintineo de las monedas”. No permitas que se rían más de ti.
Animate a mostrarles que eres fuerte como los soldados de nuestras dos guerras, que eres incomprable como nuestros abuelos, que decían: “che mboriahu pero che delicado”, o soy pobre pero digno. Saca lo mejor de tu genética. No te creas las frases de que no te mereces nada porque cinco generaciones anteriores a las tuyas siguen viviendo en la misma pobreza que la puerca política no ha logrado revertir. No te creas en sus cuentos, animate a escribir tu propia historia de dignidad, de orgullo y de paraguayidad.
Animate a creer que nuestras convicciones como país tienen hoy la misma validez que las que los padres de nuestra independencia enarbolaron. Las mismas que nos hicieron sobrevivir del holocausto de 1870. Las que se sobrepusieron al desierto del Chaco y las que nos amamantaron nuestras madres para nunca someternos a los tiranos de la sangre, el dinero, el odio ni el fanatismo.
Animate Paraguay en Pascuas a dejar de migrar buscando tu destino. Tus hijos te volverán a mostrar el rostro orgulloso de una Nación que venció al miedo, la guerra y la condición de mendigo. El país puede y se merece hijos que se animen a ser libres y dignos.