El sector privado está realizando su labor día a día. Y este sector lo conforma desde el microemprendor, el comerciante del Abasto hasta la gran cadena de ventas de medicamentos. Todo el sector privado construye, invierte, gasta, gestiona la cadena de valor que mueve nuestra economía. Eso, sin olvidar que pagamos impuestos, que es el alimento principal para que el Estado funcione.
La gestión del contexto donde nos movemos se va generando con mayor dinamismo y desafíos. La llegada de inversores, que por alguna razón deciden invertir capital y sueños en un país que hace una década atrás era desconocido para ellos es algo que debemos hacernos cargo con responsabilidad. Y gestionar eficazmente entre todos, sector privado y sector público.
El contexto del propio Gobierno colabora en los marcos de estabilidad macroeconómica y reglas de juego claras. Vemos con mucha esperanza algunos avances importantes largamente reclamados desde el sector privado a los gobiernos en los últimos años, como la promulgación de leyes muy necesarias para blindar de una manera más efectiva la instalación de inversiones a una escala mayor.
Buscar un Estado más eficiente y, sobre todo, efectivo es la meta que hemos reclamado desde el sector a cada Gobierno.
Podemos decir que el sector privado mira cada cinco años una lista de puntos que demandamos tener. Esto significa que realmente los necesitamos para poder continuar nuestros proyectos, para poder continuar arriesgando nuestras vidas y bienes por el desarrollo del país. Me enfocaré en uno realizable dentro de este Gobierno para acelerar nuestro desarrollo. Hay que poner todos los recursos disponibles para acelerar la transformación de la ANDE en un actor que pueda, estratégicamente, ser parte proactiva de la solución para impulsar grandes inversiones en la industria de alto valor, como de los proyectos de desarrollo de tecnológico.
Si Paraguay quiere convertirse en hub de tecnología al igual que un hub logístico y un motor industrial, el factor energía, tanto su producción, su transmisión y, por último, su distribución, son elementos que tienen su enorme desafío financiero y de implantación en nuestra actualidad. El último Foro Energético impulsado por la UIP en junio fue muy interesante para percibir y corroborar que todos sabemos el problema. Pero lamentablemente carecemos de marcos jurídicos y de distribución de roles claros para construir juntos, sector privado y sector público, soluciones que nos pongan en la vía de un horizonte sostenible en energía.
Aún persiste el juego perverso de sector público contra sector privado, como si esta ecuación de desconfianza pudiera salvarnos del eventual y posible escenario de limitación de energía para el desarrollo, que juntos hay que enfrentar. Y para esto necesitamos líderes en ambos lados de la ecuación. Debemos sumarnos, no restarnos. Estamos atascados porque consensualmente no construimos y presentamos marcos jurídicos que cambien el estatus quo legal que nos rige hace décadas.
Paraguay adolece de parálisis jurídica en las cuestiones fundamentales y constructivas. Necesitamos activar a los mejores juristas, abogados de negocios y al final de la cadena Legisladores idóneos que apoyen iniciativas en el sector eléctrico. A algunos no les gusta la palabra apertura del mercado energético, pero esto es lo que cada país que tuvo una crisis como Brasil, Colombia, Chile enfrentaron por sus monopolios únicos en el sector eléctrico. Empero, una vez ya en la coyuntura de emergencia energética, propiciaron marcos para desarrollar un sistema abierto que promovió la inversión y el desarrollo sin descuidar al consumidor final.
La tarifa actual eléctrica es una tarifa social y política, lo que en una economía de mercado puede llevar a una empresa como la ANDE al caos en sus flujos de dinero y la incapacidad de invertir y atender operacionalmente a la red nacional. Es hora de poner esto en la agenda de prioridades o tendremos que enfrentar duras consecuencias.
Y quiero aclarar que el sector privado no tiene una posición en contra de la suba de la energía porque el precio de no tenerla será mucho más perjudicial para cualquier proyecto. La ANDE debe tener un gabinete de estrategas en desarrollo del negocio de energía como en otros países. O el mismo Gobierno debe convocar a los mejores profesionales para construir un sistema más sostenible para el eje de energía. Con esto nos jugamos el futuro del Paraguay.