A 19 años de aquel lúgubre día, continúan las historias de dolor de familiares que perdieron a un ser querido en el siniestro que arrebató la vida de 400 personas y dejó cientos de heridos y desaparecidos.
María Inés Peralta de Chamorro perdió a su hija Leticia Elizabeth Chamorro, de tan solo 14 años. La adolescente había ido con una amiga al centro comercial para realizar compras luego de la catequesis.
“Nosotros somos del barrio, mi hija vino con una amiga llamada María Roselle, de su misma edad, y vinieron después de la misa; ellas formaban parte del coro de la parroquia Santísima Trinidad. Ellas vinieron a hacer algunas compritas y a pasearse, porque era prácticamente el único súper grande en ese tiempo y para ellas era un shopping”, relató entre lágrimas.
La madre contó que su pequeña había salido de su casa aquel domingo a las 10:00, sin saber que sería la última vez que la vería con vida.
“Yo estaba cocinando cuando de repente mi hijita de siete años en aquel entonces me dice: ¡Mirá, mamá, sale humo del Ycuá Bolaños! Salgo corriendo y llegué al súper. Yo fui uno de los testigos presenciales de que los portones estaban cerrados. Yo me desplomé, yo tenía una servilleta de cocina y me acerqué hasta el portón para tratar de abrir el portón con ayuda de los vendedores ambulantes que intentaban rescatar personas”, relató María Inés.
Con notoria tristeza detalló que pudo encontrar el cuerpo de su hija a las 15:00 y luego el de la pequeña amiga, y que fue uno de los momentos más duros de su vida.
“Encontramos el cuerpo de mi hija en el Tropi Club. Ella no estaba quemada, se murió por intoxicación por el humo. Su amiguita sí se quemó porque mi pequeña quedó abajo y la amiga quedó encima y la encontraron abrazadas. Fue uno de los momentos más duros e inolvidables de mi vida”, rememoró.
memorias. María José Irala perdió a su padre, su abuelo y varios familiares en aquel fatídico día.
“Yo le perdí a mi papá, Christian José Irala Carvallo, a mi tía, a mi sobrina, a mi abuelo Bernardino Carvallo. Ellos ese día salieron para el súper y como mi hermana y yo éramos muy chiquititas nos quedamos en la casa, yo tenía 8 años y mi hermana 4 años. A mi papá se le encontró ese mismo día en el Tropi Club y a mi abuelo después de nueve días con el ADN. Hoy podemos decir que tienen un lugar digno para honrar su memoria y queremos y buscamos justicia y que nunca más vuelva a haber una tragedia como Ycuá Bolaños en este país, un crimen que fue por culpa de la avaricia”, puntualizó.