17 sept. 2025

Violencia e inseguridad política reducen oportunidades económicas

Un reciente informe regional que incluye a Paraguay muestra con rigurosa evidencia empírica los problemas que enfrenta nuestro país para lograr no solo crecimiento económico, sino también un mayor efecto multiplicador en el bienestar de los hogares. El documento releva estos obstáculos, todos presentes en nuestro país derribando mitos y titulares grandilocuentes, citados con frecuencia por autoridades, políticos, periodistas que tratan de negar la realidad. Esa actitud impide que avancemos en las políticas necesarias, manteniéndonos durante décadas fuera de cualquier posibilidad de desarrollo.

El reporte Competencia: ¿El ingrediente que falta para crecer?, publicado por el Banco Mundial, aborda en profundidad los factores que tienen incidencia sobre el crecimiento económico de los países de América Latina y el Caribe. Entre estos factores, se incluyen bajos niveles de inversión y consumo interno, altas tasas de interés y elevados déficits fiscales, la caída de los precios de las materias primas y la incertidumbre a nivel global, tanto por factores políticos como climáticos.

En el discurso de lanzamiento se señaló que los bajos niveles de educación, infraestructura deficiente y altos costos de inversión, que también alimentan el descontento social no están siendo considerados en las políticas públicas con la relevancia que se merecen. Una agenda que impulse el crecimiento deberá abordar seriamente estas brechas. De lo contrario, la región quedará estancada y no podrá atraer inversiones ni aprovechar nuevas oportunidades, como la relocalización de industrias o la economía baja en carbono.

Además de los factores anteriores, otro de los más importante es la violencia política, justamente la perpetrada por el crimen organizado, vinculada con el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas. Este problema se ha vuelto más severo y generalizado comprometiendo los avances en la atracción de inversiones logrados por la estabilidad macroeconómica. Paraguay es uno de los países más afectados, ya que este problema no solo es grave por su profundidad, sino también porque es creciente. A pesar de su gestión macroeconómica, la inseguridad refuerza el descontento ciudadano y limita la atracción de inversiones. Lo más grave es que, para contrarrestar los efectos de la violencia, Paraguay otorga importantes beneficios fiscales para luego no tener recursos para financiar el aumento de capital humano necesario para garantizar no solo que lleguen las inversiones, sino que permanezcan y generen empleos decentes.

Entramos así a un círculo perverso muy difícil de salir y que deja resultados positivos solo para una mínima proporción de personas, mientras el país y la población pierden por innumerables vías: Inequidad tributaria, empleos precarios, competencia desleal, inseguridad ciudadana, gasto público en cárceles y en un sistema de Justicia altamente comprometido con quienes lideran las actividades delictivas.

El crimen organizado y la violencia que este genera son una fuente creciente de destrucción y estancamiento económico, así como de la capacidad del Estado para implementar políticas públicas. Los derechos de propiedad se ven amenazados impactando en las decisiones de inversión privada. Los recursos del Estado, en lugar de destinarse a políticas de desarrollo como el aumento del capital humanos, de la infraestructura o el apoyo a la industria, se dedican al combate a la inseguridad que llega tarde al ser reactiva y no preventiva, encima de manera costosa. Así, el gasto público no solo pierde eficiencia, sino que además no logra impactos duraderos y mucho menos garantiza un crecimiento sostenido y de calidad.

La violencia en Paraguay no puede ser separada de la política, ya que hay suficiente evidencia que relaciona las actividades delictivas con políticos. Por lo tanto, tal como se señaló en el lanzamiento del documento, “los ruidos políticos son desincentivos para los inversores, principalmente las que llevarán entre 5 y 10 años. A más ruido político, menos inversores querrán participar a largo plazo”. No hay marca país, espectaculares láminas de power point, giras por el exterior o privilegios tributarios que contrarresten las imágenes negativas que transmitimos al exterior derivadas de la creciente violencia política y ciudadana que enfrenta el país.

Más contenido de esta sección
Una peregrinación de la Conferencia de Religiosos y Religiosas del Paraguay (Conferpar), desafortunadamente, expuso no solamente la fragilidad de nuestra democracia –tan afanosamente lograda– sino que nos muestra el peligro que supone un regreso autoritario. Durante esa peregrinación, la Policía censuró uno de los carteles sostenido por un sacerdote, indicando que no podía continuar en la marcha con ese cartel y que si lo hacía sería detenido. En el cartel se podía leer la frase: “¡Reforma del transporte público ya!”.
Después de –una vez más– haber cedido a la presión de los empresarios del transporte, el Gobierno sigue demorando el inicio de tan ansiada como necesaria reforma del sistema de transporte público en nuestro país. Las amenazas de realizar un paro en demanda del pago de subsidios atrasados, las negociaciones apresuradas, el pago y el levantamiento del inminente paro del servicio es casi parte de un ritual que los ciudadanos observan periódicamente. Las soluciones ya no deben demorar más, pues los ciudadanos merecen calidad de vida.
Cada jornada llega cargada de terribles noticias sobre muerte y hambruna. Los grandes medios internacionales informan a diario sobre un conflicto que está llegando a un grado de crueldad inaceptable. Como expresara el papa León XIV, “debemos dejar las armas, el mundo no lo soporta más, dejar ya tanta violencia y tanto odio”. Tras el reciente ataque contra la Iglesia de la Sagrada Familia de la ciudad de Gaza, el único templo católico del territorio palestino, se elevan las voces de protesta, demandando el fin del conflicto.
El caótico paisaje urbano de Asunción y de los municipios del área metropolitana está dominado por el ruido, la contaminación, las largas filas de vehículos atascados, el estrés y el malestar de la ciudadanía. Estos son síntomas de un sistema de transporte público totalmente disfuncional. La reforma integral del transporte público en Paraguay no es una opción de política urbana; es una imperiosa necesidad económica, social y ambiental, un requisito fundamental para construir ciudades más habitables, equitativas y sostenibles.
Las lamentables expresiones de políticos minimizando el problema del aumento de precios de los alimentos o magnificando el bienestar de la población son un indicador de la falta de compromiso, y explican la ausencia de políticas de producción de alimentos que ayuden a mitigar la inflación. Paraguay es un país que produce y exporta alimentos, pero a la vez está importando más y dependiendo de otros países. Es inconcebible que se ubique entre los países de mayor aumento de los precios del rubro más importante de la canasta familiar.
Forbidden Stories, una red internacional de periodistas con la misión de continuar el trabajo de reporteros que han sido silenciados, trabajó durante más de un año junto a sus socios del Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) y medios de comunicación en América Latina y Europa, en lo que se denominó Alianza Paraguay. La investigación sugiere que nuestros principales fiscales –entre cuyas funciones se incluye indagar el crimen organizado– no investigaron adecuadamente la impunidad generalizada en el país.