“Es tiempo de encarar con mayor seriedad programas de defensa de las personas vulnerables, mujeres, niños y ancianos para una mejor atención a sus necesidades esenciales”, señaló este domingo Ricardo Valenzuela, poco antes de finalizar la misa central de la Virgen de Caacupé.
Monseñor Valenzuela leyó una “Carta al Pueblo”, donde tocó varios temas que preocupan, como la renegociación del Tratado de Itaipú, mejor distribución de la riqueza, el fin de la violencia contra la mujer y una mejor administración de justicia y la paz social, entre otros.
Exigió que la violencia contra la mujer y las niñas se detenga. “Debemos eliminar la violencia contra la mujer y hacemos un llamado a acciones urgentes en todos los niveles de los gobiernos hasta las personas que impulsan cambios para prevenir que no haya ni un solo feminicidio más, ni uno solo”, manifestó.
Durante la lectura, el obispo de la Diócesis de Caacupé recordó el Catecismo de la Iglesia Católica, donde se señala que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad y son de igual valor, “no solo porque ambos en su diversidad son imagen de Dios, sino, más profundamente aún, porque el dinamismo de reciprocidad que anima el nosotros de la pareja humana es imagen de Dios”.
“Sin embargo, asistimos día a día a episodios que atormentan nuestra conciencia cristiana; episodios de violencia extrema contra la mujer y contra niños indefensos, además de atropellos a la dignidad de estas personas en los ámbitos de la Justicia, la salud y la educación, donde generalmente se trata con desaire y desinterés a quienes carecen de recomendaciones u otro tipo de tráfico de influencias para que puedan recibir atenciones conforme con sus legítimos derechos”, recordó.
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Recalcó que la gente pobre y humilde debe ser mejor atendida “porque Dios es su riqueza y su garante”.
Agregó que es tiempo de encarar con mayor seriedad programas de defensa de las personas vulnerables, mujeres, niños y ancianos para una mejor atención a sus necesidades esenciales.
“Como Iglesia tenemos la obligación de resguardar efectivamente sus derechos y de protegerlos solidariamente si fuere necesario hacerlo, ya que el Estado parece indiferente frente a sus dolores y abandono. Ninguna persona que se precie de ser católica y venera a la Virgen de Caacupé debe infravalorar y menoscabar el mérito, la valía y el potencial humano de la mujer como hija, hermana, esposa y madre”, afirmó.
Recordó que Jesús de Nazaret, contra la corriente de su época, tuvo a su madre María como primera discípula y misionera; estuvo cerca de la mujer pecadora para perdonarla y reivindicarla y se hizo acompañar, en su ministerio, de varias mujeres como María Magdalena, Juana, mujer de Cusa, Susana y otras muchas que servían a la causa de la proclamación del evangelio.
Mientras Valenzuela leía la carta y era aplaudido por los asistentes, Mario Abdo Benítez mostró un semblante serio, apenas asintiendo cada tanto.
De acuerdo con registros oficiales, hasta el momento se registraron 33 casos de feminicidio, aunque organizaciones privadas elevan la cifra a 41 víctimas.