23 sept. 2025

Valenzuela: “Paraguay necesita de líderes lúcidos y cambios profundos”

Tras la homilía central de la misa de Caacupé, el obispo Ricardo Valenzuela lanzó un fuerte mensaje a la ciudadanía y afirmó que el Paraguay, en todos sus estamentos, necesita de hombres nuevos y líderes lúcidos que puedan conducir al pueblo hacia cambios profundos.

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Monseñor Ricardo Valenzuela leyó una extensa carta dirigida al pueblo tras la misa de Caacupé.

Foto: Gentileza.

El obispo Ricardo Valenzuela leyó una extensa carta dirigida al pueblo paraguayo tras la homilía central de la misa por la Solemnidad de la Virgen de Caacupé que se celebró este martes a puertas cerradas después de 102 años. Esto a consecuencia de la pandemia del Covid-19.

En parte del escrito, el religioso hizo una fuerte referencia sobre la conducción del país y sus representantes actuales, donde expresó que se observan signos de “alarmantes rebrotes y repeticiones de regímenes ya superados, aunque con nuevos rostros y refinados sistemas de dominio y exclusión”.

Hoy tenemos el deber de afirmar que el Paraguay –en todos los estamentos- necesita líderes lúcidos, bien formados, con espíritu de servicio, mente amplia, honestos y verdaderamente patriotas, en otras palabras, “hombres nuevos”, capaces de conducir a su pueblo hacia un destino de grandeza”, dijo de forma contundente el religioso.

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Valenzuela manifestó que no se deben seleccionar a quienes guían la sociedad por simple afecto, simpatía o conveniencia particular, ya que selecciones de este tipo tienen su impacto y consecuencia negativos.

“Las medidas que hoy fueron tomadas para paliar la pandemia tienen su costo, especialmente en el campo de la economía, y la tendrá inevitablemente en el futuro, tal vez con mayor agudeza. Por eso, necesitamos gestores honestos, íntegros, leales a la causa nacional”, agregó.

El religioso recordó que para que una franja desprotegida de la población pueda sobrevivir ante las medidas sanitarias impuestas para el país, se depositó una carga bastante pesada en los “hijos del mañana”, por lo que se requiere de cambios para sobrellevar la situación.

“Es hora de hacer cambios profundos, pues, tal vez, mañana, las consecuencias de la inacción lleguen a ser peores que el ataque del virus. Lucidez e inteligencia deben ser las consignas; estar preparados, ser previsores, como se nos inculca, cotidianamente, en este tiempo de Adviento”, sostuvo.

Para monseñor, mientras el olvido, la marginación, la injusticia y los privilegios concentrados en pocas manos continúen en el Paraguay como “políticas públicas”, la violencia en cualquiera de sus formas será una agria consecuencia marcada por la precariedad, el oportunismo político y la degradación humana.

La víctima será siempre la misma, una sociedad desorganizada y desamparada, como los pobres de la tierra frente a un poder sobreprotegido y reasegurado solo para él mismo, para su egoísta y limitado universo.

Paz y justicia

En su extenso mensaje, Valenzuela también habló sobre la paz y la justicia como aspectos que no se sienten en el país.

“No habrá paz mientras no tengamos una Justicia que garantice nuestros derechos, ni habrá seguridad mientras modestos trabajadores son despojados de sus humildes pertenencias en la vía pública, ante la mirada de las fuerzas del orden”, sentenció.

Tambien recordó a los secuestrados: Edelio Morínigo, Félix Urbieta y Óscar Denis, en cuyos hogares no hay paz para sus familiares.

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“Para quienes mantienen secuestradas a estas personas u ocultan la verdad sobre ellas, exigimos en nombre de Dios, la Virgen de Caacupé y las leyes del país que pongan fin a sus crímenes y se sometan a la Justicia”, pidió.

Finalmente, el obispo insistió a la población a no olvidar que al inicio de la pandemia se habló y se asumió el compromiso de hacer reformas para garantizar la viabilidad de nuestro país en una crisis, de prever las consecuencias, de aprender del pasado y de experiencias similares que registra la historia.

“Se habló de recortar todos los privilegios en la función pública, de suprimir los gastos superfluos, de achicar el aparato estatal que es innecesariamente grande desde hace tiempo. Se prometió reforzar los presupuestos de salud y de las instituciones vinculadas a la reactivación económica. Todas estas medidas hacían falta mucho antes de la pandemia, era una cuestión de simple sentido común, ni siquiera de una inteligente y complicada elaboración de políticas públicas. Queda la tarea de cumplir lo que se ha diseñado y prometido por el bien de este sufrido pueblo”, concluyó.

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