18 mar. 2024

“Una tiene que ser violada para que se le haga caso”, lamenta madre de joven que denunció a cura por acoso

La madre de la joven que denunció en el 2016 al sacerdote Silvestre Olmedo por el supuesto hecho de acoso sexual lamentó la absolución del religioso en un juicio oral y público que terminó este lunes. La mujer afirmó que no hay justicia en nuestro país.

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María Beatriz Torres, madre de la joven denunciante, manifestó su dolor tras la absolución al sacerdote Silvestre Olmedo, denunciado por presunto acoso sexual.

Foto: Andrés Catalán.

María Beatriz Torres, madre de la joven denunciante, manifestó su dolor tras la absolución al sacerdote Silvestre Olmedo en el supuesto hecho de acoso sexual.

“Para la Justicia una tiene que ser violada para que se le haga caso, yo he apoyado desde el primer momento a mi hija, es injusto esto, duele. Puede ser tu hija, tu hijo, quien fue así abusado y después pasa esto, se le absuelve de algo, él sale como un santo de acá y no es así. Él es culpable porque le vi sufrir a mi hija, le vi llorar, yo pensé que fue violada, fue acosada, pero igual duele, o peor aún, y más ahora con este resultado”, dijo a Telefuturo.

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“Nuestra Justicia es una mierda, no hay justicia en nuestro país, acá por lo visto una tiene que ser realmente violada y reiteradamente violada para que a una le hagan caso”, afirmó.

Entre llantos, la denunciante dijo estar muy indignada y afirmó que no esperaba esta decisión del Tribunal de Sentencia.

“Argumentos son pobres”, dice abogada

Por su parte, la abogada de la querella adhesiva, Mirta Moragas, manifestó que van a esperar el texto íntegro de la sentencia que estará disponible en unos días más y a partir de allí analizarán la apelación, porque los argumentos del Tribunal de Sentencia “fueron pobres y lamentables”.

Cuestionó duramente a uno de los integrantes del tribunal por considerar que “un manoseo en los senos no es acoso”.

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“El hecho que sí fue probado en el juicio, que no fue controvertido por el tribunal, no constituye acoso y, por otro lado, la otra integrante del Tribunal, que creo que vive en un país diferente de Paraguay, considera que una feligresa coordinadora de la Pastoral Juvenil no está bajo la autoridad del cura párroco. Estos argumentos no resisten la más mínima lógica”, acotó.

De igual manera, la otra abogada querellante, Sonia Von Leppel, dijo que la decisión del Tribunal de Sentencia es “una vergüenza” y que le duele como mujer la postura de la jueza Dina Marchuk por sostener que se tiene que dar la violencia contra la autonomía sexual para que se configure el tipo penal.

“Si se llega a dar cualquier tipo de violencia a la autonomía sexual, o la violenta, estamos ante el tipo penal de coacción, entonces nos parece aberrante la postura y más viniendo de una mujer”, expresó.

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Mencionó que el tipo penal de acoso no es un tipo penal que llega a esta instancia y que todos los fiscales que pasaron por el proceso realizaron un buen trabajo, sin embargo, tenía la esperanza de que el Poder Judicial pueda enviar un mensaje contundente con relación al acoso.

“Se ha hecho justicia”, afirma defensor

Rodrigo Yódice, abogado del sacerdote, dijo que en el juicio se ha leído e introducido una prueba que es obtenida en violación a normas jurídicas y que esta causa penal se inició a través de la comisión de un delito, en este caso, una grabación sin autorización judicial, de “manera tramposa”.

“Sinceramente estoy muy contento, sinceramente creo que se ha hecho justicia y si verdaderamente no existía una presión de ciertos grupos con relación a este tema, esta causa jamás debió haber llegado (a juicio oral)”, expresó.

Por su parte, el sacerdote Silvestre Olmedo al culminar el juicio oral y público conversó con los medios de comunicación manifestando estar conforme, ya que la absolución era lo que esperaba.

“Eso de abrazarse es típico del paraguayo”, expresa un ciudadano

Por otra parte, Tito Riera, un miembro de la parroquia Virgen del Carmen de Villa Elisa, mencionó que Silvestre Olmedo fue párroco en la comunidad por diez años y siempre ha sido una persona muy dedicada a su apostolado, preocupado por la familia y los jóvenes.

“Eso de abrazarse es tan típico del paraguayo, el paraguayo que no se abraza, que no da estímulo, el que no agarra al otro así con fuerza para darle su vigor, energía, no es paraguayo”, agregó.

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Dijo que la primera vez que escuchó a la joven declarar dijo que el sacerdote la abrazó de hacia atrás, en la segunda ocasión dijo que le tocó los senos, en la tercera vez mencionó que le tocó las partes íntimas.

“Yo estaba diciendo, ojalá que termine de hacer la declaración porque van a decir que era un hecho sexual consumado, estábamos a punto de llegar. Eso no es contradicción, es ir sumando fábulas a un cuento que se inventó”, refirió.

Presidenta del tribunal votó en disidencia

El Tribunal de Sentencia estuvo conformado por Leticia De Gásperi como presidenta, la jueza Dina Marchuk y el juez Hugo Segovia.

La magistrada De Gásperi votó en disidencia en la resolución de la absolución al sacerdote porque para ella sí se halló configurado el delito de acoso sexual porque sí había una relación de dependencia y de superioridad del cura párroco sobre la joven y además sí hubo manoseo.

Mientras que el juez Segovia reconoció que hubo manoseo y que “esto no fue suficiente porque deben existir otros hechos que constituyen un hostigamiento ya que el acoso sexual se caracteriza por ello”.

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Por su parte, la magistrada Dina Marchuk mencionó que el acoso sexual tiene que ser en reiteradas ocasiones y que se caracteriza por reiterado hostigamiento y persecución y que esta situación no se dio, ya que el religioso no la presionó para mantener relaciones sexuales, tampoco existía una jerarquía de dependencia del religioso con ella, que la ponga en desventaja.

El caso

El sacerdote Silvestre Olmedo fue denunciado por una joven que militaba en la parroquia San José de Limpio, en grupos juveniles, ante autoridades civiles y eclesiásticas.

La mujer afirmó que el religioso supuestamente la manoseó aprovechándose de la confianza que ella tenía hacia el religioso.

El hecho habría ocurrido el 21 de setiembre 2016 en la parroquia San José de Limpio, cuando fue a su oficina para hacerle firmar algunos papeles en su carácter de coordinadora juvenil de la parroquia.

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