Arrancan los Juegos Panamericanos Junior ASU2025, con la participación de atletas de 41 países. Paraguay estará representado por talentosos deportistas, a quienes el país desea los mayores éxitos. Lamentablemente, ni el esfuerzo de los atletas ni el despliegue de color de nuestros lapachos podrán ocultar la situación de abandono en la que se encuentra la capital. La crisis está presente en cada detalle: suciedad, veredas rotas, calles en malas condiciones e infraestructura urbana descuidada, todo con el epítome: Caos en el tránsito e inseguridad.
Nuestra ciudad capital, triste y desolada, está recibiendo a los atletas participantes de los Juegos Panamericanos Junior ASU2025 y a otros visitantes, en su momento de mayor crisis. Asunción tiene problemas y muestra profundas heridas abiertas.
La Municipalidad se encuentra intervenida desde hace poco más de dos meses, tiempo en el cual se ha podido comprobar lo que ya era una evidente situación de caos financiero, consecuencia de un manejo administrativo caótico e irresponsable.
Este Municipio, así como otros municipios del país y otras instituciones del Estado, ha funcionado por décadas como una agencia de empleos para amigos y familiares. Esto se explica con algunos datos de la intervención: La Municipalidad de Asunción tiene 9.119 funcionarios; la Junta de Asunción, que hasta ahora había respaldado la gestión del intendente Óscar Rodríguez, tiene para 24 concejales, 18 directores, 114 jefes de departamento y 18 jueces municipales del Tribunal de Faltas; además, 120 auxiliares.
El Municipio, en resumen, tiene una estructura burocrática desproporcionada y onerosa para el contribuyente. Estos datos explican las condiciones físicas y de infraestructura.
Por un lado, existen decenas de millonarias obras que no han sido concluidas, muchas por faltas de pago, como los proyectos de desagüe pluvial que están paralizados. Estas obras, cuando están realizadas satisfactoriamente no se ven, pero su ausencia es catastróficamente evidente en días de lluvias y tormentas que dejan a su paso destrucción y, a veces, hasta pérdidas humanas.
Lo mismo se puede decir del sistema de recolección de residuos domiciliarios y con la falta de campañas de concienciación para mantener limpia la ciudad.
La zona de la Terminal de Ómnibus de Asunción, sin duda, dará la bienvenida a miles de visitantes, luce abandonada y peligrosa; da lo mismo observar las condiciones en su interior, donde todo rezuma dejadez y descuido, o en los alrededores. Esta realidad se replica y se amplifica en nuestro centro histórico, que apenas conserva algunos vestigios de la historia de la ciudad, con sus viejas casonas, árboles de naranjo en las veredas y jazmines en los patios. Hoy, Asunción luce con una imagen apocalíptica. Es una ciudad en ruinas, con algunos edificios históricos que resisten el paso del tiempo, la desidia y el descuido; y las antiguas casonas que sobrevivieron a la dejadez, se convirtieron en aguantadero de maleantes, así como también refugio de adictos y criaderos de todo tipo de insectos.
Mientras la población demanda viviendas, Asunción se permite el lujo de desaprovechar el gran potencial que tiene con tantas viviendas sin utilizar y echadas a perder.
Lamentablemente, el panorama forma parte de la peor cara que muestra a sus visitantes, que observarán asombrados tantos edificios abandonados, saqueados o bien con el cartel: Se vende. Y sufrirán con las veredas apenas transitables, así como también con los insoportables olores para los peatones que se arriesgan a pasear por el centro histórico, irremediablemente degradado.
Asunción hoy sufre un exceso de estaciones de servicio, que tiene la misma proporción de carencia de espacios públicos verdes para el disfrute y descanso de la ciudadanía. Esas estaciones de servicio contaminan el acuífero Patiño y luego el caos en el tránsito colabora con la contaminación del aire que todos respiramos. Aunque parece nostálgico, Asunción tuvo una vez un tranvía eléctrico; sin embargo hoy padece un transporte público obsoleto que es un castigo para el ciudadano. Por todo eso, modesta y caótica, la capital ofrecerá a sus visitantes una imagen de destrucción.