Mientras cursaba sus estudios universitarios en el país, cultivó con gran éxito el taekwondo estilo ITF. Aparte de sus logros como campeón a nivel nacional, descolló en la escena internacional, llegando incluso a consagrarse con medalla de oro a nivel panamericano.
Sus crecientes responsabilidades profesionales postergaron su vínculo competitivo con la exigente disciplina del taekwondo y empezó a cultivar el triatlón, consciente de la necesidad de practicar una disciplina deportiva que evite los males de nuestro siglo, el estrés y la vida sedentaria, sobre todo en los profesionales de altas responsabilidades laborales.
Pero lesionado y a raíz de una delicada intervención de ligamento cruzado de la rodilla, tuvo que reducir sus actividades a una de las tres modalidades del triatlón y la más recomendada con fines terapéuticos: la natación.
Inspirado en los raidistas que hicieron historia en los años cincuenta del siglo pasado, Luis Gilberto Ruiz y María Digna Escurra, campeones mundiales de resistencia en el agua en sendos raids cumplidos en las aguas del río Paraguay, Marcelo se animó a desafiar en maratónicas travesías olas de más de un metro de altura en mar abierto.
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Cataldo en plena competición del Annual Swim for Alligator Light.
Así fue como comenzó a participar en pruebas de largo aliento, a partir de los 10 kilómetros de nado, que cumplió en Miami, hasta el mayor y más difícil desafío de su polifacética trayectoria deportiva: una ultramaratón de natación, sobre nada menos que nueve millas (14,4 kilometros).
Era un reto sumamente complicado. Pero con ese espíritu indomable de superación que lo llevó a tantos éxitos en las artes marciales y a exigir a su cuerpo el máximo -como solo el triatlón lo podía hacer en su momento-, se lanzó a la aventura en la Annual Swim for Alligator Light, que se disputó en Isla Morada, Florida Keys, EEUU.
Integrando la categoría de nadadores de 40 a 49 años, encaró el mar, con olas de más de un metro de altura por superar, y consiguió gestar la hazaña: completó la travesía y clasificó en el puesto 30 entre 50 competidores de su división, convirtiéndose además en el primer deportista paraguayo que realizó semejante travesía en toda la historia del deporte acuático nacional.