Creativos, sencillos, jugados en patios de la escuela o de la casa, en veredas o calles, y muchas veces a la siesta a escondidas de los padres.
Los juegos tradicionales de antes requerían la presencia de otros, fomentaban el compañerismo, la solidaridad; también la competencia y el ingenio, con mínimos recursos.
En un viaje al pasado recordamos once juegos que marcaron la infancia de toda una generación que no tuvo acceso al Minecraft, al Fortnite o al Fifa de la PlayStation, y no estuvo atrapada en las redes de internet.
1. Balita
Motricidad de artesano, con destreza en los dedos, agudizados reflejos y altas dosis de ingenio requerían este juego que hacía pasar las horas en medio de risas y bromas. En su origen, era jugado con coco, luego, con el paso de los años mutó a pequeñas esferas. Existen diversas variantes, como el kora’i, kora guasu o balita chipiû. El objetivo es introducir las balitas en un hoyo, mejor conocido como hoji. “Una variante de este juego es el balita curtú, cuyo premio consistía en el papel envoltorio de los caramelos Culturales, que tenían impresos los retratos de héroes, artistas y deportistas”, según explicó Luis Verón, en su libro Pequeña Enciclopedia de Historias Minúsculas del Paraguay.
2- Tukã’e kañy
Uno de los participantes queda en el tambo (pueden ser paredes, árboles, cualquier superficie vertical para apoyarse) y, sin mirar, cuenta hasta 100, mientras sus amigos y amigas se esconden. Los demás corren a esconderse en el periodo de tiempo que el primero está contando. Una vez que termina de contar, pueden llegar sigilosamente hasta el tambo, o corriendo más rápido que el que cuenta, los que tocan el tambo son salvados y los que son “acusados” son aspirantes a quedarse a contar en el próximo juego.
3. 14 la perdí
“Lo jugábamos en la diagonal Pettirossi y Brasil, mientras esperábamos que lleguen los diarios Última Hora”, recordó Andrés Villalba, en un posteo que realizó en la red social X, invadido por la nostalgia al rememorar este juego en el que uno era elegido para colocarse en cuclillas, mientras los amigos saltaban encima al grito de “14 la perdí, 15 la encontré, 16 la culadera, 17 manopla, 18 taquito de militar”…
4. Trompo
Unos metros de hilo ferretería y un trompo hecho a mano eran suficientes para perfeccionar una de las habilidades más recordadas de la niñez. El truco es lanzarlo correctamente para hacerlo girar. Los más ingeniosos logran que el trompo baile en la palma de la mano o en sus brazos.
5. Tikichuelas
Podría ser practicado por niños, pero las chicas eran las que dominaban este juego cuando sonaba la campanilla del recreo. Consiste en lanzar piedritas al aire e intentar atrapar la mayor cantidad posible con las manos, sin que se caigan o se choquen entre sí.
6. Descanso
Se dibuja una figura y se lanza una piedra o tejo de cierta distancia para que caiga dentro de la figura dibujada. Los participantes deben ir saltando sobre la figura, evitando pisar la línea o el lugar donde cae la piedra. El jugador que no cometa errores y complete el recorrido gana la ronda. Se pierde al pisar la línea, la zona de la piedra o al caerse durante el recorrido.
7. Un, dos, tres... ¡miro!
Un grupo de niños y niñas forman una fila a una distancia considerable de un poste en el que se queda otro de los participantes de espaldas al resto y con los ojos cerrados. Luego, dice la frase: “Un, dos, tres... ¡miro!”, y se voltea; entonces, todos deben quedarse inmóviles, como estatuas. Esto se repite varias veces hasta que algún jugador llega al poste para tocarlo primero y queda como encargado.
8. Pasará, pasará... ¡el último se quedará!
Dos niños o niñas forman un arco o puente con sus manos, y los demás pasan por debajo mientras cantan la frase: “Pasará, pasará... ¡el último se quedará!”. Al final, el último en pasar es “atrapado” que, a su vez, se une al equipo que eligió, formando un nuevo arco, y el juego continúa hasta que todos son elegidos.
9. Juego de la goma
Consiste en realizar una serie de saltos rítmicos sobre una banda elástica estirada por dos personas. Se juega con diferentes niveles de dificultad, desde el suelo (tobillos) hasta la altura de la cintura o incluso más arriba, y con una variedad de ejercicios y canciones que acompañan los saltos.
10. Polibandi
“Sandía, sandía, ¡tú serás policía!”, dice uno de los participantes y toca el pecho a los otros haciendo coincidir cada toque con cada sílaba pronunciada, y al que le tocaba “cía” queda con el rol de policía. Mientras otro capitán del juego dice: “Melón, melón, ¡tú serás ladrón!”, y se armaban dos bandos. Los policías deben perseguir a los ladrones por el patio del colegio y atraparlos. El timbre para volver a clase anunciaba el fin del juego.
11. Ojavea
Destreza, puntería y astucia eran algunos de los atributos que requería este juego tan simple como emocionante. Hay que arrojar una moneda de G. 100 o de G. 500 contra una pared, el jugador que llegue más cerca gana el punto. Se juega hasta que uno de los participantes tenga todas las monedas del resto.