Durante toda la jornada, cocineros y cocineras –en su mayoría vecinos organizados en comisiones de seguridad, agua, cultura o construcción comunitaria– encendieron fogones, revolvieron ollas de hierro y ofrecieron distintas versiones del plato típico.
Reviro seco, reviro con huevo, con caldo, con pira caldo, acompañado de cocido negro o leche. No faltó la competencia, el entusiasmo y el recuerdo de que esta comida, nacida en tiempos de escasez, es hoy símbolo de identidad regional.
“El secreto está en el amor, la paciencia y, claro, en revolver bien”, comenta Mirta Sanabria, presidenta de la Asociación de Cooperación Escolar (ACE) de la Escuela Tres Fronteras, decía entre sonrisas, mientras removía con fuerza la mezcla de harina, grasa y agua caliente.
Participaron más de 20 comisiones vecinales, cada una con su propia receta, su historia y su orgullo gastronómico.
Otros sumaban su toque especial con un poco de leche, huevo, manteca o grasa de cerdo. Pero todos coincidían en que cada reviro es único, y representa más que una receta, una forma de resistir, compartir y celebrar.
Una de las historias más repetidas fue la del origen humilde del reviro, plato que nació entre los yerbales de Alto Paraná, donde obreros pobres –los conocidos mensú– improvisaban con lo poco que tenían. Hoy, ese alimento “de necesidad” es una delicia que atraviesa generaciones y fronteras, desde el Alto Paraná hasta el norte argentino.
Además de la degustación, el evento tuvo un carácter competitivo, con premios entregados por el Municipio, consistente en G. 10 millones al mejor reviro y G. 3 millones al mejor stand. El jurado estuvo conformado por la chef Claudia Ávalos Iglesias, la supervisora educativa Evelyn Ortellado y el director de Cultura de la Municipalidad, César Rolón, quienes recorrieron cada puesto evaluando sabor, presentación y preparación.
Más allá de la competencia, el festival tuvo un fuerte sentido comunitario. Muchas comisiones vecinales anunciaron que, en caso de ganar, destinarán el dinero del premio a obras locales, como cámaras de seguridad, mejoras en casetas policiales o proyectos sociales en barrios como San Damián, San Antonio o Santa Inés.
La concejal Lucio Vera, impulsor del evento desde la Junta Municipal, destacó que esta es la segunda edición oficial del festival y la primera en consolidarse como evento cultural del Alto Paraná. “Este es un homenaje a nuestras raíces. El reviro, antes comida de pobres, hoy es patrimonio popular”, afirmó.
Entre ollas humeantes, anécdotas de infancia y una competencia amistosa, el Festival del Reviro se convirtió en una celebración del sabor, la creatividad y la fuerza de la organización vecinal. En Presidente Franco, la comida también une, emociona y deja en claro que la cultura se cocina a fuego lento, con cariño y con identidad.