Tal como anteriormente ya lo había hecho el miembro del Tribunal Superior de Justicia Electoral, Alberto Ramírez Zambonini, quien permanece en el cargo desde 1995 y había logrado que la Corte Suprema de Justicia, en el 2002, lo declare inamovible en el cargo hasta los 75 años de edad, recientemente también la ministra María Elena Wapenka ha formulado la misma solicitud a la máxima instancia judicial y ahora lo ha hecho también el tercer miembro del TSJE, Jaime Bestard.
Ramírez Zambonini había logrado su propósito a partir de un pedido de aclaratoria sobre el fallo de la Corte Suprema que declaró inamovibles a la máxima instancia judicial, logrando finalmente quedar firme en el cargo de una manera que muchos juristas cuestionaron como una acción irregular. Recientemente, María Elena Wapenka, ministra del TSJE, también pidió a la Corte ser declarada inamovible en el cargo, por la vía de la declaración de la certeza constitucional. Ahora, el tercer miembro, Jaime Bestard, también pidió ser inamovible, atacando el artículo 19 de la Ley 609/95, que organiza la Corte Suprema de Justicia y habla de la reconducción tácita de la función.
Varios juristas cuestionan sin embargo el pedido de Bestard, ya que este fue designado en el cargo hace menos de cinco años y la Constitución Nacional sostiene que para lograr la inamovilidad se requiere completar tres periodos, es decir, haber sido confirmado dos veces, lo cual significa permanecer quince años en el cargo, requisito que el ministro Bestard aún no cumple. Igualmente, aunque María Elena Wapenka lleva varios años como magistrada electoral, tampoco responde a los periodos requeridos como ministra del TSJE para poder acogerse a la inamovilidad solicitada.
Más allá de que se puedan hallar las justificaciones legales para conceder los pedidos solicitados, la actitud de los ministros del TSJE es éticamente reprochable, porque está muy lejos del espíritu que debería caracterizar a las autoridades como servidores públicos.
En lugar de someterse al examen de sus mandantes sobre la calidad de su gestión y estar dispuesto a retirarse dignamente en el caso de ser reprobados y ceder el lugar a quienes puedan hacer un mejor trabajo, buscan aferrarse a sus cargos, para que nadie los pueda sacar de allí hasta una edad avanzada, del mismo modo en que lo hacían los dictadores, como Alfredo Stroessner. Para ello buscan el apoyo de los ministros de la Corte Suprema de Justicia, quienes se han beneficiado con idéntico procedimiento.
En momentos en que la labor de la Justicia Electoral está en entredicho, la búsqueda de la inamovilidad es también una forma de impunidad.