12 may. 2024

Representantes de sí mismos

Históricamente, en un Estado social de derecho, el poder del pueblo llano residió en la Cámara de Diputados. Desde la génesis del sistema político occidental el Senado fue el órgano de las clases dominantes. El Parlamento es la instancia por excelencia del debate político, desde el propio origen del término que refiere a parlar; es decir, hablar, discutir, debatir.

Como entidad constitucional rigen sobre él cuatro principios básicos. Inviolabilidad, que significa que no puede ser sometido, ni la sede ni sus componentes, por medios jurídicos o de otra índole, ejemplo, el militar.

Autonomía reglamentaria, mediante la cual sus miembros tienen la potestad de autorregularse, definiendo expresamente su forma de funcionamiento. Autonomía funcional, por la que el presidente o funcionarios de la institución pueden ejercer sin interferencia de ninguna forma la administración de sus recursos y sus normas.

Por último, está la autonomía presupuestaria, que le concede la facilidad de obtención de fondos públicos. Todas estas disposiciones sirven para que el Parlamento pueda funcionar de la mejor forma posible a fin de servir a los intereses del pueblo; en especial la Cámara de Diputados, los genuinos representantes de los intereses populares.

Claro está que esos principios maravillosos de la democracia representativa se ponen en práctica sanamente en sociedades políticas y jurídicas totalmente consolidadas y con preceptos morales e institucionales superiores.

En países como el nuestro todo es una chambonada, una perversión, un mal chiste que hace dudar sobre la utilidad de todo el sistema. Acá hay un claro sometimiento de los nobles intereses de la democracia a los innobles apetitos partidarios o personales.

Y esa afrenta moral al pueblo y a sus necesidades se percibe con mayor grosería en la Cámara de Diputados.

Los políticos o politicastros que acceden a tan alta investidura lo hacen como si fuera que ingresan a un paraíso de impunidad, oportunismo y avieso latrocinio.

El autoblindaje que ruinmente se concedieron nuestros patéticos seudorrepresentantes del pueblo –aunque en verdad solamente se representan a sí mismos– es un claro ejemplo del nivel de idiotez política y personal que reina en la Cámara Baja, que está más baja que nunca.

Hay un evidente desprecio hacia la gente común. Estos politiquitos se contentan con dar cargos a los que les ayudaron a acceder al poder, después quieren tener las manos libres para recaudar. Su mediocridad no les deja entender lo nefastos que son.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.