Los afectados por chikungunya han ido en las últimas semanas en un progresivo aumento y de acuerdo con los datos de Salud, ya afecta a todas las regiones del país. Se reportan un total de 12.000 afectados en las últimas tres semanas.
De acuerdo con los datos del Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo (Senepa), más del 90% de las notificaciones y casos corresponden a Asunción y Central. En Central, las ciudades más afectadas son San Lorenzo, Capiatá, Lambaré, Luque y Fernando de la Mora; en Asunción, los barrios San Pablo, Obrero y Sajonia; mientras que el departamento que más preocupa es Paraguarí. Es en estas zonas por lo tanto donde se están intensificando las mingas ambientales en busca de criaderos del mosquito Aedes aegypti.
Los servicios de salud están sufriendo una alta demanda. Mientras los casos respiratorios disminuyen, los casos confirmados por arbovirosis van en aumento y en algunos centros de atención, como el caso del Hospital de Clínicas, en las últimas tres semanas el 90% de los casos confirmados fueron por dengue y chikungunya.
En todas las consultas ambulatorias se observa a los pacientes aguardando ser atendidos, pudiendo captarse a los pacientes adultos y jóvenes afectados con fuertes dolores y dificultad para moverse, el dolor articular es una característica y requiere reposo, por lo cual tiene un considerable impacto en cuanto a las ausencias laborales, lo cual equivale a decir que esta epidemia está teniendo también un impacto a nivel económico. Al mismo tiempo está afectando al personal de los hospitales, teniendo un impacto en los servicios.
Esta, sin embargo, es una epidemia con particulares características, diferente a las anteriores que ha padecido el país. El director de Vigilancia de la Salud, Guillermo Sequera, anunció que se emitió una alerta ante los casos graves y la cantidad atípica de fallecidos. “Vamos a quitar una alerta por la presentación grave de chikungunya, mucho más grave de lo que se reporta internacionalmente. A nivel internacional están interesados en estudiar qué está pasando en Paraguay”; e informó que expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) están en el país para analizar el comportamiento de la enfermedad. Nuestro país había tenido en 2015 una epidemia de chikungunya con un pico que llegó a los 500 casos por semana, pero, actualmente, los casos confirmados llegan a los 5.000. “Esto ya no es un pequeño brote, sino una situación epidémica”, sostuvo Sequera.
La situación es sin dudas apremiante. Las camas de la Unidad de Cuidados Intensivos están entrando en una situación crítica por la cantidad de pacientes que llegan con consecuencias de la chikungunya. También abundan los niños menores de dos años que requieren internación y se encuentran en grave estado.
Los profesionales de salud recomiendan que todos los pacientes con patologías de base —sean estas hipertensión, diabetes, obesidad, entre otras— que acudan ante la aparición de síntomas, así como también los adultos mayores.
Mientras tanto, la clase política está muy concentrada en su campaña con vistas a las elecciones generales del próximo abril, pero se debe recalcar que el Paraguay no estaría viviendo una epidemia causada por la picadura de un mosquito si las instituciones del Estado fueran más eficientes en su trabajo de prevención. El frágil sistema de salud vive una nueva epidemia, por lo cual debemos recordar, una vez más, el papel de las instituciones en la presente tragedia. Las autoridades nacionales y municipales deben dejar de cometer errores que les cuestan la vida a cientos de paraguayos. Es inaceptable que un mosquito doblegue a un país entero.