26 abr. 2024

“Queremos evitar el populismo en el ámbito político”

Este es uno de los desafíos de cara a las negociaciones del Anexo C del Tratado de Itaipú. Hay muchos mitos sobre el tema, sostiene el canciller, quien propone hablar de realidades.

Despacho. El embajador  Federico González asumió el 13 de octubre último como canciller, en reemplazo de Antonio Rivas P.

Despacho. El embajador Federico González asumió el 13 de octubre último como canciller, en reemplazo de Antonio Rivas P.

Como nuevo canciller, el embajador Federico González será quien presida el equipo negociador del Anexo C del Tratado de Itaipú, que ya está conformado y en etapa de definición de la estrategia y demandas que presentará al respecto el Paraguay. Con una visión pragmática del tema, Federico González asegura que el Gobierno tiene claro los objetivos y que hay puntos que hasta último momento se mantendrán bajo reserva para no comprometer las negociaciones. Asegura que hay gente que no quiere que todo salga bien y que se propagan muchos mitos al respecto. No descarta que el próximo año ya comiencen las conversaciones previstas para el 2023, aunque para eso debe haber voluntad entre ambas partes, dice. No obstante, el planteamiento está formulado y se aguarda respuesta de Brasil.

–¿Qué tan factible es que las negociaciones oficiales sobre el Anexo C del Tratado de Itaipú se inicien ya el año que viene y no en el 2023 y de qué depende eso?

–Lo que está establecido en el Anexo C del Tratado es que al completarse los 50 años del Tratado tiene que revisarse ese Anexo. Eso está escrito, acordado y ratificado por ambos Gobiernos. O sea, no es algo que pueda llevarse a discusión. En el 2023 tenemos que sentarnos a revisar las condiciones financieras, que es de lo que trata el Anexo C.

Específicamente del costo del servicio de electricidad, que es la tarifa.

Pero dos comentarios al respecto: En primer lugar, esa tarifa va a verse afectada desde el 2022 porque el servicio de la deuda ya va a estar saldándose. Entonces, para el 2023 van a llegar a cero el pago de la deuda y los intereses, automáticamente la tarifa de la binacional bajará.

Digo las cifras: actualmente es de 22,60 por kV/mes, una vez que se paguen toda la deuda y los intereses, va a bajar a 9,61. Entonces, en la manera en que nosotros podamos iniciar las conversaciones de ese proceso de revisión antes del 2023 va a ser importante, de modo que podamos decidir qué va a pasar ya en el 2023 cuando la tarifa automáticamente sufra esa reducción que señalo.

Esa es la intención, estamos apuntando a eso, pero es un proceso de negociación. Las dos partes tienen que estar de acuerdo para encararlo así. Es la posición paraguaya que estamos transmitiendo y estamos a la espera de la respuesta del Brasil.

–¿Cuál es el segundo comentario?

–Que para nosotros el objetivo es claro. Es asegurar la soberanía energética de la República del Paraguay. Eso es innegociable. Ahora, hay distintas perspectivas y criterios. Algunos hablan de cambiar cesión de energía por venta; otros, de la libre disponibilidad, que es a lo que nosotros también apuntamos. De acuerdo con estudios muy serios, para el 2030 ya vamos a consumir toda nuestra potencia y años más adelante, 2034/35, vamos a agotar nuestra energía.

Por eso también estamos abocados a encontrar fuentes alternativas de generación de energía, llámese hidroeléctrica, eólica, solar, etc. Lo importante es llegar al uso total de la energía para nuestro desarrollo. Uso pleno en un proceso de industrialización de ese 50% que nos corresponde.

–Dentro de las variables, ¿se incluye el cómo aprovechar al máximo esa energía?

–Todo hay que considerar cuando se habla de este tema que es demasiado sensible, técnico y apasionante. Pero es importante hallar un punto de equilibrio entre la pasión y la razón, porque muchas veces la pasión puede llevarnos a cometer equivocaciones y tenemos que hablar de realidades, de cosas que son tales, y no ideales, o de mitos, porque también hay mitos en torno al tema y eso no ayuda a la posición paraguaya.

Estamos escuchando la posición de todos los estamentos, de todos los partidos políticos, del ámbito científico, técnico, profesional, académico.

Estamos elaborando un compendio de las posiciones que ya recibimos de distintas organizaciones y la vamos a presentar para que la ciudadanía tenga acceso a las distintas opiniones arrimadas para tener una idea general, y centrarnos nosotros en lo real y en lo posible.

Reiterando que nuestro objetivo es asegurar la soberanía energética y la libre disponibilidad de nuestra energía, sobre la base real de lo que esta semana se puso en ejecución.

–¿Se refiere al inicio de obras para la construcción de la subestación Yguazú y de las líneas de transmisión en 500 kV?

–Así es, porque en estos momentos no podemos disponer de toda nuestra parte de la energía porque no tenemos las vías o líneas de transmisión. Con el inicio de estas obras, vamos a llegar a ese objetivo de poder disponer del 100% de esa energía.

Por eso es que es importante hablar con claridad, contar las cosas como son. Se dicen demasiadas cosas y eso compromete, porque muchas veces se habla de cuestiones que no son tales.

–Habló de voluntades, de ambas partes, para adelantar a 2021 el inicio de las conversaciones sobre el Anexo C. ¿Le preguntaron al respecto al presidente Jair Bolsonaro en el encuentro con Mario Abdo Benítez el martes último en Foz de Yguazú?

–Ese encuentro fue específicamente para realizar un recorrido por la zona de obras de la construcción del segundo puente sobre el río Paraná. Una obra histórica, puesto que se está llevando a cabo después de 55 años de la inauguración del Puente de la Amistad, y más que necesaria para el país y para la región. Ese fue el objetivo principal del encuentro entre los dos presidentes. Dialogaron de muchos otros asuntos, con agenda abierta, pero ese tema, en particular, con detalles no se tocó así como me está señalando.

Se habló de la importancia de negociar ya, de hablar del tema, pero el presidente no le dijo al mandatario del Brasil: “en tales fechas, tales aspectos”, y esto pide el Paraguay, porque tampoco es su ámbito.

Es decir, él es el que dispone la política exterior, y esas instrucciones las recibimos nosotros en el equipo negociador, pero no era el momento ni las circunstancias, porque no estaba en agenda ese tema.

–Y el equipo negociador del Anexo C, ¿lo va a plantear o todavía faltan por afinar la estrategia y otras definiciones?

–Se está trabajando en la estrategia y aunque la diplomacia tiene que ser pública, abierta y transparente, hay cuestiones específicas, técnicas, que tienen que mantenerse en reserva hasta el momento indicado.

En una partida de póker, las cartas no se muestran hasta el momento en que deben ser presentadas.

En cuanto a anticipar la fecha de inicio de las conversaciones, de hecho, la Cancillería ha adelantado esto a los colegas de la Cancillería brasileña y se viene dialogando sobre el tema. Así es.

–¿Qué propone el equipo asesor de la Cancillería respecto a esas estrategias? ¿Hubo una conclusión en un año de reuniones, y que pueda contarnos?

–Sí, y para ordenar el proceso, en diciembre del año pasado se conformó el equipo negociador del Gobierno Nacional para este proceso de revisión.

Lo integran, un representante del Ministerio de Relaciones Exteriores, que es el vicecanciller; el ministro de Obras Públicas, el presidente de la ANDE y un representante del Gabinete Civil. Este equipo negociador es coordinado por el canciller nacional. Está asesorado por cuatro grupos de trabajos: uno técnico, otro jurídico, uno comercial y otro económico.

Estos grupos de trabajo con el equipo negociador se vienen reuniendo regularmente hace un año y se han presentado ya varios documentos de análisis; por lo tanto, el objetivo está definido, la estrategia se está trabajando.

También se conformó una comisión asesora en el Ministerio de Relaciones Exteriores, integrada por más de 40 referentes de distintos ámbitos de la realidad nacional. Ellos se reunieron desde setiembre del año pasado a marzo de este año, en que concluyó su mandato. Algunos de ellos presentaron sus propuestas y son estas las que se están compilando para presentarlas a la ciudadanía.

–Usted habló de que también hay mitos instalados sobre este tema y gente que no quiere que se hagan bien las cosas. ¿Cuáles son esos mitos?

–Hay muchas cosas. A ver, hay ideas como esta: que se tiene que denunciar el Tratado de Itaipú y llevar al Brasil ante la Corte Internacional de Justicia. Eso se instaló y es un mito. No es así, ese no es el objetivo de la revisión del Anexo C.

–¿Incluye en esa categoría la idea de que la ANDE plantee comprar toda la potencia que le corresponde en Itaipú para venderla directamente a mejores precios en el mercado brasileño como sugieren algunos?

–Depende del color del cristal con que se mire. El Anexo C no prevé eso. Lo que se va a analizar y revisar es este Anexo. Para llegar a eso que dice, tendríamos que abrir otros anexos o el Tratado en sí y negociar todo el Tratado. Entonces, ¿es una posibilidad? Sí. Pero no es lo que está previsto y que dice el Anexo C que debe hacerse.

Otra cosa, vender a terceros mercados; por ejemplo, tampoco es Anexo C, pero digamos que es una posibilidad, podemos apuntar a eso y hasta, tal vez, lo queramos hacer, pero la energía no se transmite por el aire. Se necesita una red de transmisión que el interesado tiene que construirla. Es decir, nosotros.

Una red de transmisión de aquí a Chile o a Uruguay, representan fácilmente 2.000 a 2.500 millones de dólares para transmitir y distribuir la energía posteriormente. Y tenemos que pasar por el territorio de un tercer país que probablemente requiera el pago de una tasa o un peaje, no sé cuál sería la denominación técnica correcta. Y eso habría que evaluar cómo incidirá en la tarifa.

Son muchas cosas a tener en cuenta.

A veces se largan ideas así, que son espectaculares, suenan muy bien, pero por eso insisto: hay que tener los pies sobre la tierra y analizar bien si son posibles, factibles y rentables para el Paraguay.

Lo que nosotros queremos hacer es dar un uso positivo y rentable a nuestra energía dentro del territorio nacional, y todo lo que venga después, excelente, pero eso no es Anexo C.

–¿Cómo piensa blindar el Gobierno este tema del electoralismo que ya está en marcha?

–Ese es el tercer desafío. El desafío principal es la revisión-negociación del Anexo C; el segundo es el aspecto comunicacional, y el tercero, evitar el populismo en el ámbito político.

Que no se contamine esto, porque lo que se quiere realmente es hacer lo mejor para el Paraguay. Que esto sea una causa nacional, que se asegure el futuro energético de nuestro país de aquí a 50-70años.

Tenemos que estar todos unidos, tenemos que hablar con la verdad y salir adelante de esa manera. El Paraguay tiene que salir fortalecido de esto, y no caer en populismo y mitos.

–Un punto importante es contar con una ciudadanía que acompañe este tema de interés nacional. ¿Cómo piensan lograr esto considerando la desconfianza existente?

–Uno de los desafíos más importantes –tanto como el de la revisión en sí del Anexo C–, es el aspecto comunicacional, porque no solamente hay que hacer bien las cosas, sino comunicar bien las cosas que se hacen.

Es bien difícil, porque también hay sectores que no quieren que se hagan bien. Es natural que así sea, lo comprendemos. El ser humano es así. Estamos trabajando también en una estrategia comunicacional, para presentar los hechos y datos como son, y a tratar de conseguir que la opinión pública entienda qué es blanco, qué es negro. Qué es real, qué es irreal, qué es posible, qué es lo que se quiere hacer. Para que entremos con los ojos bien abiertos, con los pies sobre la tierra y apuntando lo más alto posible.

–La construcción de la esclusa de navegación (contemplada en el Anexo B del Tratado), ¿será también un tema a negociar?

–No, pero Paraguay planteó eso, ya lo hicimos. El presidente Mario Abdo lo hizo hace dos meses. Son las obras complementarias, las esclusas de navegación que están previstas en el Anexo B y que van a beneficiar a los dos países, porque van a dar la posibilidad de ampliar la hidrovía. Es una obra sumamente importante, necesaria para la navegación, ya fue planteada por nuestro país, y es totalmente independiente al Anexo C.

–¿La política exterior del Gobierno seguirá con la diplomacia económica que impulsó su predecesor, el embajador Rivas Palacios, o la pospandemia obligará a adoptar otro enfoque?

–Vamos a continuar construyendo sobre ese esquema de la diplomacia económica para el desarrollo planteado por el canciller Antonio Rivas, aplicada a este proceso pandémico, de crisis lastimosamente, que vive el mundo. También enfocada a la pospandemia, con todo lo que se viene. En ese sentido, las perspectivas y los pronósticos para el Paraguay son bastante interesantes de acuerdo con instituciones financieras internacionales. Eso nos motiva y compromete aún más porque cuando la expectativa es alta, el resultado tiene que aproximarse al menos a lo que se estaba previendo. Y en eso estamos trabajando. A la diplomacia económica vamos a agregarle algunos elementos, como la diplomacia digital.

“Para nosotros el objetivo es claro: Es asegurar la soberanía energética, esto es innegociable”.

Perfil
Federico González es abogado por la UNA y egresado de la Academia Diplomática. Tiene maestría en Derecho, por la Universidad de Georgetown; otra en Comercio Internacional, por la Universidad de Maryland, y un curso superior en Defensa Continental en el Colegio Interamericano de Defensa (EEUU). Antes de ser canciller fue ministro asesor en Asuntos Internacionales de la Presidencia de la República.

Que no se contamine esto (por la negociación), porque lo que se quiere realmente es hacer lo mejor para el Paraguay. Que esto sea una causa nacional y se asegure el futuro energético de aquí a 50-70 años.

Hay ideas como esta: que se tiene que denunciar el Tratado de Itaipú y llevar al Brasil ante la Corte Internacional de Justicia. Eso se instaló y es un mito. Ese no es el objetivo de la revisión del Anexo C.

Vender energía a terceros mercados, tampoco es Anexo C, pero digamos que podemos apuntar a eso. Sin embargo, la energía no se transmite por el aire. Se necesita una red de transmisión que el interesado tiene que construir.

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