El clérigo instó a los feligreses a contagiarse de las riquezas espirituales de los pueblos indígenas y aprender de ellos la convivencia armoniosa en su hábitat, donde practican la reciprocidad y solidaridad.
Admiró la fidelidad de su lucha en las reivindicaciones territoriales y su resistencia y los alentó a mantenerse firmes y “que no se dejen corromper ni por el enervo ni por el pan de poder”, expresó Alfert.
Asimismo, deseó que la fortaleza de su identidad cultural profundice su fe, sus valores espirituales para mantener los pueblos unidos.
En otro momento advirtió que nadie debe asistir a la Basílica por turismo, sino para contribuir a renovar la iglesia para lograr la alta calidad de vida, ya que según refirió, depende de todos.
Comunidades indígenas siguen aguardando asistencia del Estado, especialmente en la restitución de tierras ancestrales. Paraguay inclusive enfrenta sentencias en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por violar las garantías de los nativos.