El proceso para adherirse al SISE-UE contempla dos escenarios. En el primer caso, se contempla a los productores cuyas parcelas ya están georreferenciadas y cumplen con los criterios establecidos por el sistema. En estas situaciones, una vez verificado que los granos producidos cumplen con los requisitos para ser comercializados en la Unión Europea (UE), se procede a firmar un anexo al contrato habitual entre el productor y el operador comercial.
En ese documento, el productor manifiesta formalmente su voluntad de vender al mercado europeo, acepta las condiciones específicas exigidas por ese destino comercial y autoriza el uso de sus datos exclusivamente con fines relacionados con el funcionamiento de la plataforma SISE-UE, quedando expresamente excluido cualquier otro uso por parte de terceros.
El segundo escenario contempla a los productores interesados en adherirse al sistema, pero cuyas parcelas aún no han sido georreferenciadas. En estos casos, se deberá comprobar que la parcela haya sido habilitada antes del 31 de diciembre de 2020. El productor podrá realizar por su cuenta la georreferenciación o autorizar al operador comercial a realizarla.
Con esos datos, el operador –por cuenta propia o a través de terceros– evaluará si la parcela cumple con el requisito clave de no haber sido objeto de deforestación desde la fecha establecida. Solo si la parcela cumple este criterio, podrá avanzar en el proceso de incorporación al sistema. De no ser así, quedará automáticamente excluida del SISE-UE.
Una vez que la parcela es aceptada, el productor deberá firmar una declaración de cumplimiento con las leyes nacionales pertinentes, un documento estandarizado por el propio sistema. Posteriormente, se repite el procedimiento del primer escenario: firma del anexo contractual y autorización de uso de datos con fines estrictamente vinculados al comercio con la Unión Europea.
Estas exigencias se enmarcan en el cumplimiento de la nueva normativa europea que busca garantizar la importación de productos libres de deforestación, lo cual representa un desafío para el sector agroexportador paraguayo, pero también una oportunidad para posicionarse en mercados de alto valor agregado mediante prácticas más sostenibles y transparentes.