Para los técnicos de la Itaipú, la detección de los peces marcados a cientos de kilómetros del área de la usina permite señalar la calidad ambiental del embalse, protegido por más de 100.000 hectáreas de reserva del Bosque Atlántico.
La Itaipú Binacional había construido el canal de Piracema, de 10 kilómetros de extensión, que permite a los bancos de peces superar los 196 metros de altura del dique de la usina, para subir hacia las áreas de reproducción en el río Paraná.
Se trata de una escalera de peces, que permite a las especies remontar el río en una represa para desovar. En este canal se distribuyen 7 antenas que captan la señal de los dispositivos implantados en los peces y permiten el monitoreo de su migración.
SEGUIMIENTO. La entidad, margen izquierda, informó que el monitoreo de las especies de peces del río Paraná se realiza desde el inicio de su funcionamiento, pero que la investigación tuvo sus inicios en 2009, con la adopción de la tecnología de telemetría Transponder Integrado Pasivo.
El chip se inserta bajo la piel, en el vientre del pez, y su durabilidad es indeterminada.
El dispositivo se energiza por el campo electromagnético de las antenas, ya que no posee batería, según el informe. Desde 2009 se han marcado unos 12.378 peces, de 42 especies.
Tres ejemplares de boga habían sido marcados y liberados el 29 de noviembre de 2022 en el puerto del Refugio Biológico Bela Vista de la entidad, ubicado en el lado brasileño.
Los peces emigraron río arriba y cruzaron la escalera del embalse ubicada en Puerto Primavera en periodos diferentes, conforme a la documentación. El primer registro fue del 23 de noviembre de 2023 de uno de ellos, otro pasó el 1 de setiembre de 2024 y el tercero el 12 de diciembre de 2024.
La bióloga Caroline Henn explicó que el monitoreo de los peces revela que el canal de Piracema está cumpliendo su papel de interconectividad del corredor biológico, ya que estas especies logran cumplir con sus ciclos reproductivos.