Desafortunadamente para los paraguayos, sus representantes priorizan sus intereses y privilegios. Los cientos de casos de nepotismo impune lo prueban; los cargos a los que acceden gracias al enchufe de los parientes y sin concurso ni méritos. Para los diputados valen más Montserrat Alliana y su salario de G. 18.274.300, y Magida Esgaib en Londres con su salario de G. 21 millones, que las necesidades de la gente.
Hace una semana, la Cámara de Diputados modificó las normas y requisitos para la participación de los diputados en eventos que se realizan en el exterior, con la modificación volvieron muy flexibles los permisos para viajes. Estos viajes difícilmente puedan considerarse esenciales, pues poco aportan a la labor de los parlamentarios y se consideran una especie de premio.
Más recientemente los diputados aseguraron para sí mismos una importante provisión de café, chipa y yerba. El monto de G. 200 millones puede parecer poco significativo; sin embargo, debemos recordar que este año, esta misma institución ha decidido privar a miles de niños pobres del desayuno y la merienda escolar, para proveer (a futuro) solo el almuerzo. La entidad que administrará los recursos de Hambre Cero, el Ministerio de Desarrollo Social todavía no ha hecho el llamado a licitación para la alimentación escolar de este año, y de eso depende al almuerzo de niños que asisten a la escuela en zonas consideradas muy vulnerables. De acuerdo con los datos publicados por Última Hora, en promedio, cada diputado tiene asegurado este año tomar café y acompañarlo con chipitas, por un valor de G. 2.500.000.
Hace pocos meses, el Parlamento, con inusual rapidez y eficiencia, aprobó la Ley Hambre Cero, para lo cual recurrió a su mayoría propia e ignoró todas las críticas, cuestionamientos y sugerencias, particularmente fueron ignoradas las opiniones de las sociedades científicas.
Llamativamente, algunos de los argumentos que fueron desplegados durante el brevísimo debate sobre la Ley Hambre Cero y las necesidades alimentarias de los niños, también podrían ser aplicados a los diputados, si se buscara coherencia de parte de nuestra clase política.
Es el caso de la sugerencia del ministro de Educación, Luis Ramírez, quien defendió la universalización del almuerzo escolar como reemplazo del desayuno y la merienda escolar, y sugirió ayuno intermitente para los niños y niñas pobres. Otra persona que se destacó con sus argumentos fue el senador colorado cartista Basilio Bachi Núñez, al afirmar que “quien más, quien menos, desayuna en su casa, pero no almuerza”, y que el proyecto beneficia a los niños que van saliendo de las escuelas y a los que van ingresando al mediodía. Los pediatras recordaron a los miles de niños y niñas que viven en situación de pobreza extrema, quienes apenas merencenan un cocido negro y una galleta, por lo cual quitarles el desayuno escolar equivale a tenerlos casi 24 horas sin alimento.
Si en Paraguay los diputados fueran personas coherentes deberían asumir esos mismos argumentos y adoptar el ayuno intermitente, y hacer una sola comida al día, exactamente en la forma en que sobreviven miles de familias paraguayas que viven en la pobreza extrema.