La fronteriza ciudad de Capitán Bado, fundada en 1914 en las estribaciones de la cordillera del Amambay, regada por el río Aguaray y un sinfín de arroyos, era conocida antes como Ñu Vera (Campo resplandeciente). Hasta hace poco, no tenía un camino de todo tiempo, por lo que era muy común su aislamiento. En esa zona de ganaderos y agroexportadores, últimamente vuelta comercial y turística por su contigüidad al Brasil, en 2008 nació una niña de piel aceitunada, ojos algo achinados y sonrisa perenne a la que sus padres llamaron Claudia. Diecisiete años después, aquella niña es la badeña más conocida no solo en Paraguay, sino en Sudamérica. No sería escandaloso augurar que, en lo sucesivo, ella será una badeña admirada a nivel mundial.
Claudia Martínez, como todos los grandes futbolistas de la historia, hombres y mujeres, jugó a este deporte desde pequeñita y con un entusiasmo propio de quienes se enamoran del fútbol desde que tienen memoria. Quienes la conocen desde su infancia, entre las casi veinte mil personas que viven en Capitán Bado, dicen que aun siendo flaquita y de baja estatura siempre resaltó