26 jul. 2024

Nenecho y el GPS de los dólares

“¡Paraguay está mal! ¡¡Nadie se anima a decir!! ¡Yo digo! ¡¡¡Dónde está la Plata!!! Ponete el saco @MaritoAbdo”. Este fue el posteo en las redes sociales de Óscar Nenecho Rodríguez 14 de marzo de 2021. Estaba entonces intentando ser reelecto y el reclamo hacía referencia al uso que había dado el gobierno a los millonarios bonos emitidos para combatir la crisis sanitaria provocada por la pandemia.
Ahora es él quien está siendo atosigado por la misma pregunta: “Nenecho, ¿dónde está la plata?”. Su respuesta es desafiante, querellará a quienes lo acusen de corrupción y asevera que se trata de una persecución política. Pero deja flotando las dudas. Tanto éstas como los montos son exuberantes.

Se afirma que en el balance de la Municipalidad de Asunción no se encuentra el paradero de más de 500.000 millones de guaraníes, el equivalente a unos 70 millones de dólares. Nenecho inició el periodo 2023 con un saldo de bonos de más de 569.000 millones. Pese a ello, lo primero que hizo fue contraer nuevos bonos por valor de 195.000 millones, engrosando la deuda.

No lo aburriré con más cifras que, por lo demás, se encuentran publicadas en todos los diarios. En resumen, según aseguran, los bonos figuran en el pasivo, es decir, en las cuentas que todos tendremos que pagar. Pero no aparecen en el activo. El dinero no está en ninguna de las trece cuentas bancarias de la Municipalidad. Si los bonos ya se transformaron en obras ejecutadas en la ciudad, las mismas no están justificadas en el balance. Solo hay dos posibilidades: O la administración municipal es un completo desorden o el dinero quedó en algún bolsillo. Si, trágicamente, la última opción fuera la correcta, sería entonces más adecuado hablar de muchos bolsillos. Porque un desvío semejante de fondos no sería posible sin mucha complicidad de la Junta Municipal.

Y allí tenemos el problema de la gran hegemonía del coloradismo. Los concejales no controlan al intendente, lo protegen. Cuando estudiaron la rendición de cuentas de Nenecho, la aprobaron sin dar tiempo a cuestionamientos, pese a las denuncias. Hubo 14 votos exprés, dos de ellos liberales cartistas. Por supuesto, uno de ellos fue Augusto Wagner, un equivalente municipal del senador Dionisio Amarilla.

En verdad, los concejales fingen demencia. Dicen que el balance de Nenecho está correcto, aunque no saben explicar dónde está la plata. Fue llamativo que el presidente de la Junta, César Ceres Escobar se abstuviera a la hora de votar. Sus declaraciones posteriores fueron tan contradictorias como reveladoras: “Si me abstengo es porque tengo dudas, creo que tampoco encuentro elementos para rechazar y los elementos que me arrimaron no me dan la seguridad para aprobar”. Aunque reconoció que tampoco sabía dónde estaban los billetes, aseveró que los concejales están obligados a “presumir su veracidad”.

Es grave que desconozca la función del órgano que preside. La Ley Orgánica Municipal los obliga a “considerar” la rendición de cuentas, no a “presumir” que todo está bien. La presunción de veracidad es un principio legal que rige en algunos países, pero no en Paraguay. Es un derecho del que disfrutan ciertas autoridades públicas para la realización de sus funciones en aspectos muy específicos.

Sin dejarme llevar por aquello de “piensa mal y acertarás” me veo obligado a suponer que el concejal Escobar consideró imprudente sumar su voto a un asunto que apesta y que puede terminar con imputaciones fiscales. ¿No le parece sospechoso que los concejales se nieguen a discutir el balance financiero del intendente? Toda la polémica terminaría con una simple explicación técnica de la localización de los dólares. Pero no, Nenecho responde con amenazas de demandas.

Ahora la Contraloría General de la República (CGR) lo intimó a informar dónde está el dinero en el plazo de diez días. Quizás allí se aclare todo. Puede que sea un simple malentendido contable. Pero también puede ser el mayor desfalco de la historia de la transición democrática. Será cuestión de esperar.

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Carolina Cuenca