La nueva sede del museo, ubicada dentro de la urbanización del Club de Vuelo Yvytu, fue inaugurada oficialmente el pasado 12 de junio, en una emotiva ceremonia que reafirmó el valor de la historia y del legado colectivo.
Detrás de esta obra se encuentra Carmiña Pérez Falabella, fundadora y directora del museo, quien emprendió esta misión como un acto de amor y homenaje a su padre, el teniente PAM 1º Fernando Pérez Veneri, piloto aviador durante la Guerra del Chaco, y a todos los combatientes que integraron la aviación militar paraguaya en ese conflicto.
“Me crie escuchando los cuentos de mi papá, que eran más que historias. Con el tiempo, entendí la gran responsabilidad que me transmitía sin saberlo. Este museo es en su honor, y en el de todos los aviadores del Chaco”, cuenta Carmiña.
Un espacio con piezas históricas
El museo se levanta sobre un terreno de más de 4000 m², e incluye un hangar para aviones históricos, una zona museográfica con objetos originales de la guerra y una serie de escenografías al aire libre que recrean escenas de combate: trincheras, refugios (“tucas”) y espacios con maniquíes que representan a los aviadores y soldados de la época.
“En el anterior museo no teníamos espacio para estas reconstrucciones. Acá podemos recrear ambientes reales. Eso aprendí en Alemania, donde vi cómo los museos al aire libre te trasladan realmente a otra época. Eso es lo que quiero lograr aquí”, explica con orgullo.
El nuevo museo aún no está abierto al público de forma permanente, ya que sigue en construcción. “La lluvia nos atrasa mucho. El suelo todavía no está asentado y no podemos circular con seguridad”, comenta.
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El proyecto requirió una inversión considerable de tiempo, recursos y dedicación. “Me tomó año y medio construir esta nueva sede. No recibí ayuda del Gobierno, lo hice con mis medios. Creo que quienes hacemos museos en Paraguay sin apoyo, merecemos al menos el reconocimiento de la sociedad”, señala Carmiña.
Una rica colección
En su vasta colección, hay miles de objetos históricos. “Solo la biblioteca tiene más de dos mil libros sobre la Guerra del Chaco, algunos imposibles de encontrar hoy. Nunca conté cuántos objetos hay en total”, confiesa. Entre las piezas más valiosas destaca una bandera boliviana original de la guerra, donada por el ex presidente Juan Carlos Wasmosy, fruto de un intercambio histórico con Bolivia.
Educar, emocionar y preservar
Aunque el museo aún no recibe visitas regulares, Carmiña ya planifica cómo será su funcionamiento: visitas por grupos reducidos y con inscripción previa. “Con más de 25 personas a la vez ya es difícil guiar bien. Queremos que cada visitante se lleve una experiencia significativa”.
Sobre lo que espera del público que visite el museo, responde con emoción: “Quiero que se vayan sabiendo que gracias a estos héroes hoy caminamos libres. El Paraguay no sería el mismo sin el Chaco. Esta historia merece ser contada, protegida y valorada”.
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Cuando se le pregunta qué le diría hoy a su padre, si pudiera ver todo lo que ha logrado, Carmiña Pérez Falabella no duda: “Le diría: ‘Vení, enseñame vos ahora. Esta responsabilidad también es tuya, papá. Lo hicimos juntos’”, sentencia.