“Me he comprometido (...) a hacer todo lo que esté en mis manos para movilizar a los países sobre la necesidad de hacer desaparecer estos artefactos de la faz de la tierra”, dijo Guterres con motivo del Día Internacional para la Eliminación Total de Armas Nucleares, que coincidió con el fin de la semana de alto nivel de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
“Es urgente. Una preocupante carrera armamentista se prepara. El número de armas nucleares podría aumentar por primera vez en décadas”, alertó, lamentando que “la arquitectura mundial de desarme y no proliferación se desintegra”.
Los arsenales nucleares se están “modernizando para que estas armas sean más rápidas, precisas y sigilosas”, advirtió. “Vuelven a sonar los sables nucleares”, dijo, tildándolo de “locura”, antes de abogar por que se dé “marcha atrás” a la carrera armamentista.
“La única forma de prevenir el uso de armas nucleares es eliminándolas”, antes de que puedan “desatar una catástrofe humanitaria de proporciones épicas”, dijo.
Aunque no mencionó ningún estado, el temor a un conflicto nuclear volvió a surgir con las amenazas nucleares de Rusia tras la invasión de Ucrania o la carrera emprendida por Corea del Norte.
“Confrontación fratricida”
En plenas tensiones geopolíticas crecientes, los arsenales nucleares de varios países crecieron en 2022, en particular de China, aunque otras potencias nucleares han seguido modernizando su arsenal, según un informe del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (Sipri) publicado en junio.
El número total de cabezas nucleares entre las nueve potencias nucleares -Reino Unido, China, Francia, India, Israel, Corea del Norte, Pakistán, Estados Unidos y Rusia- cayó a 12.512 a principios de 2023, frente a las 12.710 de principios de 2022, de acuerdo con Sipri.
Sin embargo, los investigadores temen que se invierta la tendencia.
En particular Irán, que niega querer dotarse de armas nucleares pero cuyas reservas de uranio enriquecido han superado los niveles autorizados por el acuerdo de 2015 sobre el programa nuclear civil iraní.
Y Corea del Norte, que el martes advirtió en la ONU de que la península coreana está “al borde de una guerra nuclear”, culpando de ello a Washington y su estrategia en Asia.
Los actos “imprudentes” y la “histeria continuada de Estados Unidos y sus aliados en términos de confrontación nuclear (...) están llevando a la península coreana a una situación militar al borde de la guerra nuclear”, advirtió el embajador de Pyongyang, Kim Song, en un discurso ante la Asamblea General de la ONU.
Tras arremeter contra la política de Washington en el noreste asiático, Kim denunció una “situación actual peligrosa (que) es culpa de Estados Unidos, que busca perfeccionar su ambición hegemónica por todos los medios sobrestimando su poder”.
“Respuesta contundente”
Para el representante del régimen comunista de Kim Jong Un, “la responsabilidad también recae” en Corea del Sur, que “pretende imponer el azote de una guerra nuclear”.
Seúl está “obsesionado con la sumisión voluntaria a Estados Unidos y la confrontación fratricida”, concluyó el diplomático norcoreano.
Al otro lado del mundo, Seúl organizó el martes su primer gran desfile militar en diez años, con una participación estadounidense sin precedentes, una demostración de fuerza en un momento de máxima tensión con el vecino del norte de la península.
“Si Corea del Norte utiliza armas nucleares, su régimen será detenido por una respuesta contundente de la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur”, declaró el presidente Yoon Suk Yeol, un conservador que ha intensificado la cooperación militar con Estados Unidos y Japón.
"¿De verdad creen, como afirma Corea del Norte, que Corea del Sur y Estados Unidos están tramando provocar una guerra nuclear en la península?”, dijo el martes uno de los representantes de Seúl ante la ONU, que calificó de “absurdas” estas “acusaciones”.