Netanyahu visitó la localidad drusa en los Altos del Golán, ocupados por Israel desde 1967, en un intento de presentar sus condolencias y se topó con unos 200 vecinos que le recibieron al grito de “fuera” y “asesino”, según el diario israelí Haaretz.
En una visita a los familiares de los menores fallecidos en el ataque, también el ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo haber hablado con ellos de “la respuesta que se dará al terrible crimen de Hizbulá”, sin entrar en más detalles.
Por la noche, en una llamada con su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, Gallant, hizo hincapié en que el ataque del sábado supuso “una escalada significativa” de la crisis en la divisoria con el Líbano, así como en la determinación de hacer pagar “un alto precio” a Hizbulá de las fuerzas armadas.
En medio de la especulación por cuál será la represalia de Israel al ataque, el gabinete de seguridad del país, que reúne a la cúpula militar y de inteligencia junto a ministros de carteras importantes, autorizó anoche a Netanyahu y Gallant a decidir una respuesta contra la milicia chií-libanesa Hizbulá, a la que Israel atribuye el ataque.
Desde el inicio del intercambio de fuego en la frontera, más de 60.000 israelíes se han visto desplazados a hoteles y otras residencias pagadas por el Estado mientras que, al otro lado, son más de 90.000 los libaneses que han abandonado sus hogares.
La divisoria vive su mayor pico de violencia desde el 2006. EFE