El Instituto de Previsión Social está apresurando una serie de licitaciones, que en total alcanzan un monto de USD 169 millones antes de cerrar este 2025. Las autoridades del IPS tienen la obligación de actuar con responsabilidad y transparencia a la hora de administrar los recursos de la entidad y si deben hacer un llamado a licitación debe ser hecho de manera transparente y, sobre todo, las autoridades deben demostrar las razones para la convocatoria. No deben negarse a escuchar los reclamos.
El Instituto de Previsión Social es una entidad fundamental para los trabajadores y, de hecho que esencialmente a ellos les pertenece, considerando que se sostiene con sus aportes y los de los patrones. Es por ello que sus autoridades, elegidas por el Poder Ejecutivo para administrar los recursos, tienen la gran responsabilidad de gestionarlos con la más absoluta transparencia.
Con relación a la serie de procesos de contratación actualmente en curso, el Instituto está cerrando este año con un total de 28 convocatorias a contratación de servicios e insumos, de los cuales 15 que continúan abiertos. En total equivale a unos USD 169 millones, según datos del portal de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP).
Como resulta lógico, entre estas licitaciones encontramos algunas para las compras de medicamentos, insumos médicos y equipamientos sanitarios, y también se encuentran algunos de los procesos que están siendo muy cuestionados. Los llamados específicos a insumos médicos y laboratoriales no se cuestionan, como sí se cuestiona la polémica digitalización certificada de documentos, mantenimiento de lavandería, plataforma de gestión de llamadas; mejoras de estacionamiento en Ingavi y fumigación; lo que al final totalizan más de G. 73.598.295.792 para gastos administrativos y servicios no directamente vinculados a la atención médica.
Otro de los llamados muy cuestionados es la contratación de servicios de evaluación y clasificación instantánea de pacientes para atención urgente en el área central del IPS, que tuvo una fuerte oposición por parte de la Asociación de Enfermeras, quienes consideran excesivo el costo, y el hecho de que existen otras carencias más urgentes. Por otra parte, la licitación adjudicada a la firma Neighpart, empresa multiproveedora de la previsional, será uno más de los 18 contratos vigentes de dicha empresa con el IPS.
Hace un año, publicaba este diario un artículo sobre una asegurada del Instituto de Previsión Social que tuvo que llamar más de 100 veces al Call Center para agendar un turno en neurología, pero ni así pudo obtener un lugar. Por esta misma época, también arreciaban las críticas y denuncias por desabastecimiento de medicamentos para tratar el cáncer, la diabetes y enfermedades siquiátricas, así como la escasez de insumos y reactivos.
Los primeros meses de este año estuvieron marcados por hechos muy lamentables en cuanto al servicio: El IPS se contactó con la hija de una paciente de 72 años para reconfirmar su turno con el neurólogo, pero la paciente había muerto esperando poder mostrar los resultados de una resonancia; luego se denunció que 12 salas del quirófano central, instaladas en el séptimo piso del Hospital Central permanecían clausuradas debido a planes fallidos de refacción e instalación de equipos modernos.
Valgan estos ejemplos para exponer que una gran parte de los problemas del Instituto no tienen que ver con la carencia de recursos, sino fundamentalmente con la mala gestión. Los reclamos se multiplican y el clamor de los asegurados pocas veces hace mella en la conciencia de los administradores del IPS; al final, siempre son los mismos asegurados quienes deben superar la humillación, malos tratos y asumir los gastos de sus propios bolsillos.
El Instituto de Previsión Social, al proveer la seguridad social a los trabajadores cumple una función fundamental, especialmente considerando la ausencia de una salud pública universal y gratuita en el país. Por eso, urge la mejora de los servicios, y urge también que se gestionen las licitaciones con responsabilidad, ética y transparencia.