15 may. 2025

Independencia

“El pueblo paraguayo no puede ver, y nunca verá con indiferencia ataques dirigidos contra sus derechos y principalmente contra sus más caros derechos. Libre del torbellino de las pasiones que por treinta y cinco años ha derramado tanta sangre e inmolado tantas víctimas ilustres, él ha sabido conservar la preciosa y creadora paz, y guardar constantemente el respeto debido al derecho de las naciones y de sus gobiernos. Una tal conducta le daba entera esperanza de justa reciprocidad, pero toda vez que la ambición intenta dominar el olvido de toda idea del deber: la ambición y el derecho son enemigos inconciliables” (sic).

Así empezaba, el 26 de abril de 1845, sus primeras líneas El Paraguayo Independiente, el primer periódico nacional escrito por el propio presidente don Carlos Antonio López. Defendía la independencia nacional contra los ataques de Buenos Aires, que no quería reconocer que éramos una patria soberana. Aquí más párrafos:

“La Gaceta Mercantil de Buenos Aires, en su N° 6369 de 15 de Enero insuflada de la idea de un ciego predominio dirige una no provocada y grave ofensa á la República del Paraguay combatiendo su independencia nacional, ofensa que adquiere carácter aun más subido y odioso cuando se reflexiona que ese artículo tiene cualidad de oficial, pues que sin ella no tendría á su disposición el archivo argentino para estractar la correspondencia del Gobierno del Paraguay” (sic).

“Tan notable circunstancia, la naturaleza de dicho artículo, y los esfuerzos que la imprenta de Buenos Aires emplea para impugnar la independencia de nuestra patria, y presentarla á los ojos de las naciones, como una entidad problemática, é infundada exitan los sentimientos de la nacionalidad y son incompatibles con el silencio aun por vía de menosprecio por cuanto podía tener la interpretación de temor” (sic).

“La independencia de la República del Paraguay es la base y condición indispensable para la felicidad de sus hijos; casi todos ellos vieron la luz del día en brazos de su patria soberana, y libre de toda sujeción extrangera. Sin independencia ya la mirarían subordinada a una voluntad lejana é improvidente cuando no hostil, y sus costumbres, opiniones y destinos esclavizados al arbitrio ageno; basta solo la idea para exitar la indignación” (sic).

“El Gobierno Argentino no solo se niega a ratificar el reconocimiento de nuestra independencia, sino que también pretende obstar que las demás potencias le presten su reconocimiento. Si limitase su política, á lo que es relativo sin inculcar las intenciones que así manifiesta, sería desnecesaria la discusión, y se contentaría nuestra patria en decirle que ha treinta y cinco años que es independiente de hecho y de derecho; que esa sabia deliberación salvó un pueblo entero de los furores de la anarquía y de la guerra sangrienta, esterminadora que por ese largo y enlutado tiempo ha desvastado la Confederación Argentina; que con una población casi igual á toda ella, con recursos suficientes, con hábitos, pasiones é intereses propios, y distintos, desea continuar a vivir independiente, y ha de vivir por que quiere y puede, y por que para eso no depende de la voluntad agena, sino solamente de la suya que es formal y definitiva. ¿Con qué derecho no obstante el de fundación, y uti possidetis se separó Buenos Aires de España? Pues con ese mismo el Paraguay ha de continuar separado de Buenos Aires” (sic).

En este 14 de mayo, en el 214 aniversario de nuestra independencia, es bueno recordar cómo el primer presidente constitucional defendía nuestra soberanía con su alegato jurídico más que periodístico en el primer periódico de la República del Paraguay.

Es bueno rememorar cómo lucharon los paraguayos para conservar su libertad. Cómo sobrevivieron a una guerra genocida y devastadora contra tres ejércitos que le sobrepasaban en número y armas, y, 62 años después, resistir y vencer en el hostil Chaco. ¡¡¡Viva el Paraguay!!!

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