Lo sucedido el viernes en la asunción del nuevo Congreso tiene cierto déjà vu.
En la Cámara de Diputados, la ANR no solamente tiene mayoría propia, 48 de 80, sino además en el arranque de este primer periodo logró la unificación de las bancadas. Es decir, el oficialismo ni siquiera necesitaba del voto opositor para imponerse en la mesa directiva. Pero no, algunos liberales, un payista y un encuentrista (10 en total) necesitaban demostrar desde el primer minuto su lealtad al cartismo. De esa manera, el diputado Raúl Latorre fue ungido presidente con 58 votos.
En el Senado, la ANR también logró la mayoría propia, aunque sin tanta holgura. 23 de 45 votos. En esta Cámara, las distintas fuerzas opositoras tienen 22 votos, un número poderoso teniendo en cuenta la inevitable división colorada que no tardará en darse. Pero la oposición repite errores con tozuda incapacidad para entender su rol y no fue capaz de tener una posición única buscando mejores condiciones en el equilibrio de poder. Apenas inició el periodo legislativo, varios mostraron sus flaquezas y miserias.
La elección de Silvio Ovelar como presidente cosechó 30 votos, 22 colorados (Blanca Ovelar se abstuvo, la única sobreviviente de la “bancada independiente” que arrancó con fuerza y terminó diezmada), más 8 de la oposición: 5 liberales, y los votos únicos de Hagamos y Patria Querida.
Estos comportamientos desencadenaron prematuros quiebres. La Alianza Encuentro Nacional, liderada por Kattya González, comprobó que el movimiento Hagamos recurrió a su popularidad solo para sobrevivir. Logrado el cometido, sus dos únicos miembros, el diputado Rubén Rubin y el reelecto senador Patrick Kemper, se declararon filo cartistas.
Cruzada Nacional, que ha impactado en las elecciones generales con un sorprendente 24% de votos de la mano de Payo Cubas, está viviendo una precoz desarticulación. En Diputados, el barrabrava Jatar Fernández ya se alineó a HC. En Senado se rebelaron dos, con matices: Zenaida Delgado desoyó a su líder y votó por Ovelar. Norma Aquino, alias Yami Nal, disimuló con una abstención.
El caso Mbururu (Rafael Esquivel) quedó en veremos. Por ahora mantiene su banca con el plazo que le dieron de acuerdo al reglamento interno. Ese oxígeno podría interpretarse como un guiño cartista a su asunción. Yami Nal lo dijo con todas las letras: Él va a apoyar a quien le facilite su libertad. Sus procesos judiciales serán siempre una espada de Damocles y aunque salga en libertad y asuma su banca, estará maniatado.
Patria Querida, con dos legisladores, mostró cuán desatinados siguen tras la paliza electoral. Mientras el senador Orlando Penner se posicionó a favor del nuevo gobierno colorado, la reelecta diputada Rocío Vallejo se colocó en la otra punta, como opositora, para hacer contrapeso al cartismo,
El PLRA va de mal en peor. De los 11 electos, 5 apoyaron a Ovelar. Casi la mitad de la bancada. Por el perfil y el discurso de cada uno de ellos, se vislumbra comodidad en el cartismo. Una especie de neo llanismo recargado, liderado esta vez por Dionisio Amarilla.
Después de 9 años, el cartismo volvió a presidir el Senado. El último fue el liberal Blas Llano.
UNA TRAMPA. “Voto de confianza” al presidente Santiago Peña y “priorizando la patria” fueron las frases señaladas por quienes se alinearon al cartismo para justificar la deslealtad hacia sus partidos y sus votantes, que decidieron elegirlos como alternativa a la propuesta colorada. La oposición política es para controlar el poder, ser el contrapeso, buscar el equilibrio de poderes, y no para fortalecer la hegemonía de un mismo grupo político/económico.
El debate no apunta a cuestionar la lógica búsqueda de gobernabilidad del nuevo gobierno, que realizó un trabajo impecable en la construcción de su mayoría, sino cómo esa decisión individual de los colaboracionistas debilita la fuerza de sus propios partidos y fortalece al adversario.
A sabiendas de las trapisondas de la clase política es difícil creer que lo hacen por intereses nacionales. Muchos defienden sus negocios, su tropa de planilleros, sus licitaciones y en el caso de los ex funcionarios abdistas, garantía de impunidad.
La corrupción legislativa no es nueva, va in crescendo, pero desde la aparición de Cartes en la política, la mensualidad paralela fue señalada como una forma de mantener lealtades. Por ello, la sombra del mensalão sobrevuela el escenario. Y en esta ocasión cruza casi todas las bancadas. Cuando EEUU lo acusó como significativamente corrupto, detalló que mantuvo su poder “a través de sobornos mensuales en efectivo, pagados a legisladores leales; los pagos oscilaron entre USD 5.000 y USD 50.000 por cada miembro”.
En este primer día de la instalación del nuevo Congreso, la oposición se ha revelado no solo débil ante las tentaciones, sino confusa y con mucha desorientación. Ha hecho implosión, un quiebre hacia adentro del que solamente podrá salir recuperando su rol de contrapeso y defensa de los intereses de quienes prometieron defender.
Con el control del Poder Legislativo, el presidente Santiago Peña tiene pocas excusas para llevar adelante sus planes de gobierno. Pero eso es otro pleito que se comprobará en breve.
Textual
“Al mirar con honestidad hacia el futuro de nuestra relación, debo mencionar una parte de nuestra historia compartida, una parte reprochable que muchos preferirían olvidar. Durante los años 70 y 80, hemos contribuido a injusticias en Paraguay. No debemos esconder, ni tener miedo a hablar de estas cosas. Es importante que lo hagamos, para que no se repitan, nunca más”.
(Marc Ostfield, embajador de EEUU).
Lo que hay que saber
AUSENCIA SIGNIFICATIVA. Ni el presidente electo ni su canciller participaron el de la inauguración de la Embajada de EEUU. ¿Cambiará Peña el tenor de la relación?
SALUD. El director del Ineram, Felipe González, fue designado en Salud, un ministerio altamente politizado. Antonio Barrios será su gerente en la sombra.
AMBIENTE. Peña no arriesgó en el Mades y repite al mismo ministro de la era Cartes: Rolando de Barros, que en su gestión, autorizó eliminar reservas forestales.
DESPEDIDA. Mario Abdo aprovechó su informe final como presidente para destacar que fortaleció la institucionalidad “sin concentración de poder”, en indisimulada alusión a Cartes.