“Eran aproximadamente las 16.45, cuando el ex mandatario subía pausadamente las escalerillas del avión de LAP, pero en lugar de recibir los aplausos de circunstancia, esta vez se escucharon hasta insultos contra su persona y hubo algarabía cuando la máquina despegó del aeropuerto”, narra la crónica publicada por ÚLTIMA HORA en su edición del día siguiente.
Tras haber huido de un primer ataque de las tropas rebeldes, en la noche del 2 de febrero, Stroessner se había refugiado en el edificio del Comando en Jefe, sobre Mariscal López y General Santos, donde los soldados del Batallón Escolta Presidencial intentaron protegerlo. Pero finalmente accedió a rendirse, cerca de las 4.00 de la madrugada del día 3.
De allí fue trasladado a la sede la Caballería, en Campo Grande, donde fue alojado en la residencia del general Andrés Rodríguez, en compañía de sus familiares. En la mañana de ese mismo día firmó un escueto texto que le alcanzaron: “Por este documento presento mi renuncia indeclinable al cargo de presidente de la República del Paraguay y al de comandante en jefe de sus Fuerzas Armadas”.
Durante los días siguientes, los colaboradores de Stroessner y los propios asesores del jefe del golpe militar, el general Andrés Rodríguez, hicieron varias gestiones para conseguirle un destino con refugio político.
Desde un principio, el ex dictador prefería ir a Brasil, donde tenía amigos y también algunas propiedades. Finalmente, el domingo 5, se informó que el Gobierno brasileño había decidido otorgarle un asilo temporal, “atendiendo a un pedido del nuevo Gobierno paraguayo”.
Acompañado de unos 30 familiares y asesores, Stroessner llegó en el vuelo especial de un Boeing 707 de LAP al aeropuerto de Viracopos, en la ciudad de Campinas, a 100 kilómetros al norte de Sao Paulo, en la noche del domingo.
Desde allí fue trasladado en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña a Itumbiara, en el Estado de Goiás, a 420 kilómetros al este de Brasilia, donde fue hospedado en una casa de huéspedes de la empresa estatal brasileña de electricidad Furnas.
“Stroessner no está confinado y tiene plena libertad de movimiento”, aclaró la entonces vocera de la Cancillería brasileña, Glaucia Gauch.
El entonces embajador paraguayo en Brasil, Salvador Paredes, dijo que “Alfredo Stroessner quiso venir a Brasil por causa de la amistad entre los dos países y por creer que los brasileños son generosos y van a recibirle, conforme dictan los derechos humanos”.
Su asilo en Brasil fue cuestionado por varios sectores políticos. El entonces gobernador del Estado de Paraná, Álvaro Días, dijo que “políticamente, el Gobierno brasileño debería resistir y no conceder el asilo”.
Un alto dirigente del Partido Democrático del Trabajo (PDT), Meriano Goncalves, presentó un recurso en el Senado para que se revoque el asilo concedido, lo cual no prosperó.
Stroessner tuvo varias residencias, incluyendo una en Guaratuba, Estado de Paraná, para finalmente establecerse en una mansión en el exclusivo barrio Lago Sul, en Brasilia, donde pasó sus últimos días, hasta que finalmente falleció en un hospital de la capital brasileña, en agosto de 2006.