Jorge Daniel Codas Thompson
Analista de Política Internacional
El 21 de abril pasado, tras más de 12 años de pontificado, el papa Francisco falleció. Dejó tras de él un notable legado de reformas, algunas exitosas, otras no tanto, y un gran interrogante respecto a quién sería el nuevo Papa, y si este continuaría con sus reformas. El 8 de mayo, tras solo cuatro votaciones en 24 horas del cónclave, ya se sabía el nombre de su sucesor; el cardenal Robert Francis Prevost. Tomando el nombre papal León XIV, el nuevo Papa es el segundo Sumo Pontífice procedente de América, el primer estadounidense y de América del Norte, el primer peruano, el primer agustino y también el primero en contar con dos nacionalidades, así como el segundo angloparlante nativo, después de Adriano IV (154-159 AD).
No habiendo estado en la lista de los principales papables, León XIV ha despertado un gran interés respecto a su trayectoria, actividad misional y posturas doctrinales. En su discurso inicial (que fue leído, indicando que ya venía con alta votación antes de ser electo), el nuevo Pontífice dio las primeras señales de los que sería su papado. Llamó la atención el hecho de que hablara solamente en italiano y español, y no en inglés, su lengua nativa, posiblemente indicando su inclinación hacia el mundo en desarrollo, siguiendo las huellas de Francisco.
Dirigiéndose a los cardenales, explicó, entre otros puntos relevantes, la razón por la cual eligió el nombre León. Lo hizo por varios motivos, pero sobre todo por el papa León XIII. Dicho Pontífice es reconocido por su alta preparación académica e intelectual, así como sus intentos de definir la postura de la Iglesia Católica respecto al pensamiento moderno. En su encíclica Rerum novarum, de 1891, el papa León XIII expuso, en el contexto de la Primera Revolución Industrial, los derechos de los trabajadores a un salario justo, condiciones laborales dignas y la formación de sindicatos, a la vez que afirmaba el derecho a la propiedad y a la libre empresa, oponiéndose tanto al socialismo como al capitalismo sin control. Con esta encíclica, a León XIII se le conoció popularmente como el Papa social, sentando además los lineamientos modernos de la Doctrina Social de la Iglesia Católica, influyendo así en sus sucesores. León XIII tenía un doble perfil, tanto académico (poseía tres doctorados, en Teología, Derecho Civil y Derecho Canónico) como social, al igual que el actual Papa. Así como León XIII actuó en el contexto de la Primera Revolución Industrial, León XIV (quien también posee estudios doctorales) menciona específicamente lo que él considera la nueva Revolución Industrial basada en la inteligencia artificial, que interpreta como un desafío para la humanidad en materia de justicia social, dignidad humana y trabajo.
Si bien el papa León XIV no lo especificó, las posibles razones adicionales de la elección del nombre León podrían ser dos. La primera atañe al papa León I, llamado León el Grande, que tuvo su papado entre el año 440 y el 461. Durante su pontificado, tuvo que enfrentar el asedio del conquistador Atila el huno, convenciéndolo de no invadir Roma a cambio de la firma de un tratado donde Roma pagaría periódicamente un tributo. Asimismo, tuvo que lidiar con el rey vándalo Genserico, que saqueó Roma pero, por mediación del papa, no masacró a la población ni destruyó la ciudad. La imagen de un papa de nombre León lidiando con conquistadores de su época se corresponde con las palabras del nuevo Sumo Pontífice en su discurso a las iglesias orientales en su Jubileo, cuando declaró que la guerra nunca es inevitable, y propuso una actitud activa hacia la paz diciendo “reunámonos, negociemos, conversemos”.
El nombre León también resuena haciendo un paralelismo con el papa Francisco, quien escogió su nombre en honor a San Francisco de Asís. Dicho santo tuvo un gran colaborador que lo acompañó en su labor misional, estuvo con él en su lecho de muerte y dio testimonio escrito de su vida. Su nombre era fray León. Así como fray León acompañó a San Francisco y continuó su obra, se puede ver al papa León XIV como continuador de las labores del papa Francisco.
El papa León XIV, a más de su gran trayectoria misionera, sobre todo en Perú, lo cual lo ha acercado a las realidades que se viven en países en vías de desarrollo, posee una sólida formación intelectual. Robert Prevost obtuvo una Licenciatura en Matemáticas de la Universidad de Villanova, una institución agustina, en 1977. Asimismo, obtuvo una maestría en Divinidad de la Unión Teológica Católica en Chicago en 1982. Se licenció en Derecho Canónico en 1984, y completó un doctorado en Derecho Canónico en 1987, ambos de la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino en Roma. Esta sofisticada preparación académica le confiere un doble perfil, tanto misional como doctrinal, muy similar a la de León XIII, lo cual le confiere la capacidad de continuar la labor pastoral de Francisco, así como profundizar en temas doctrinales que requieran la atención de la Iglesia Católica y sus feligreses en momentos de gran tensión mundial.
Estrechamente relacionado con la elección del actual Sumo Pontífice, puede discernirse la mente estratégica del papa Francisco. Además de haber nombrado a 108 de los 133 cardenales que participaron en el cónclave (solamente se necesitaban 89 para elegir a su sucesor), Francisco ungió como cardenales a obispos de 25 países que nunca habían tenido uno, incluyendo al Paraguay. Con esto, el papa Francisco posiblemente se aseguró de que el elegido como sucesor siguiera sus lineamientos en numerosos temas de gran importancia, que Francisco acometió pero que no pudo llevar a buen término en algunos casos.
También conectado con la elección de León XIV, el 30 de enero de 2023 el papa Francisco ubicó a Robert Prevost al frente del Dicasterio de Obispos, encargado de seleccionar a los nuevos obispos, y el 30 setiembre del mismo año lo nombró cardenal. Es decir, el actual Sumo Pontífice solo estuvo poco más de un año y medio como cardenal, siendo en ese periodo muy cercano al papa Francisco. La cercanía de León XIV con su antecesor sugiere que, desde las primeras votaciones, Robert Prevost haya sido visto como el candidato más adecuado para enfrentar los desafíos con los que tiene que lidiar un sumo pontífice. Según han dejado trascender algunos cardenales, desde las primeras reuniones informales entre los miembros del Colegio Cardenalicio ya destacaba la necesidad de continuar el camino trazado por Francisco, y de buscar la unidad entre las corrientes internas de la Iglesia, que han exhibido muestras de polarización y división entre conservadores y reformistas. El nombre de Prevost surgió por su carácter centrista y dialógico, y generó casi inmediata aceptación entre las distintas facciones, siendo electo en la cuarta votación.
El nuevo Papa dejó en claro desde el inicio que él continuaría la tarea empezada por el Papa Francisco, una vasta obra que abarca un mayor entendimiento con corrientes no católicas (Francisco se acercó tanto a la Iglesia Ortodoxa como a los líderes musulmanes sunnitas y chiitas moderados). Asimismo, confirmó su opción por los más pobres y los migrantes, así como la preocupación por encarar los riesgos del cambio climático. A este último el papa Francisco lo consideraba no solo un tema científico y social, sino fundamentalmente moral.
La continuación de las obras del antecesor de León XIV incluye también temas más complejos, como la reformas de la Curia, la transparencia financiera del Vaticano y las investigaciones y sanciones por abusos sexuales de sacerdotes a niños y jóvenes, siendo estos temas los que menos resultados dieron con la gestión de Francisco. El actual papa deberá demostrar firmeza y, además, seleccionar a un equipo de colaboradores de gran valía que lo apoyen en estos desafiantes temas. Quedan por evaluar aquellos temas sensibles en los que el papa León XIV no tiene las mismas posiciones que su antecesor. Uno de los más destacados tiene que ver con la relación entre la Iglesia y la comunidad LGBTQ+. El papa Francisco había manifestado que él no era quién para juzgar a los miembros de dicho grupo, e incluso afirmó que podían bendecirse a las uniones del mismo sexo siempre y cuando no fuera durante las homilías. Sin embargo, León XIV ha afirmado que considera a la homosexualidad como un pecado. Asimismo, cuando residía en Perú, ante el intento del Gobierno de introducir la ideología de género en el currículo escolar, Prevost se opuso firmemente, y declaró que no se debe confundir a los niños, pues no existen más que dos géneros.
El nuevo Papa ha comenzado su pontificado manifestándose respecto a las guerras y ofreciendo sus buenos oficios para lograr la paz, otra gran preocupación del papa Francisco. Quizá sea esta tarea la que, además de traer paz a zonas del mundo en conflicto, definan su estilo de liderazgo, las personas que lo acompañarán en su misión, y sus prioridades para lograr la continuidad del camino trazado por su antecesor.