Desde tempranas horas, referentes de la Asociación de Cañicultores de Mauricio José Troche, entre ellos Edgar Ortiz, Félix Núñez, Jorge Aguilar, Braulio Salinas y Jorge Denis, aguardaron junto a cientos de productores a las afueras de la planta procesadora bajo el intenso calor.
La expectativa era obtener definiciones sobre la culminación del tren de molienda, cuya construcción permanece paralizada desde hace dos años, pese a encontrarse en un 85 a 90% de avance y haber significado ya una inversión cercana a los 28 millones de dólares.
Según los propios cañicultores, el presidente de Petropar, Eddie Jara evitó llegar hasta la planta industrial de Mauricio José Troche, donde ellos lo aguardaban desde tempranas horas.
Señalan que esta decisión estaría vinculada a las declaraciones que los gremialistas brindaron días antes en una conferencia de prensa en la capital del país, en la que reafirmaron con firmeza su postura: Exigir la culminación del tren de molienda ya construido casi en su totalidad y rechazar cualquier intento de iniciar un nuevo proyecto desde cero.
La reunión que inicialmente debía celebrarse en la planta fue trasladada sorpresivamente a la sede de la Gobernación de Guairá en Villarrica, pero los gremialistas nunca fueron convocados al nuevo encuentro.
“Nos sentimos burlados. Representamos a más de 2.000 productores que viven de la caña de azúcar en esta región, y nuestras familias dependen de que la molienda funcione”, expresó Ortiz.
Salinas, por su parte, advirtió que el impacto es mucho mayor: “No solo los productores directos estamos en riesgo. Son más de 45.000 personas en tres departamentos las que se verán afectadas de manera indirecta si la planta sigue sin capacidad de procesar”.
La postura de petropar. El presidente de Petropar, Eddie Jara, ha defendido públicamente la idea de iniciar un nuevo proyecto de tren de molienda bajo otro esquema técnico, argumentando que sería más eficiente a largo plazo. Sin embargo, los productores rechazan tajantemente esta propuesta y exigen la conclusión inmediata de la obra ya construida, considerando que empezar de cero significaría más demoras y mayores costos, mientras la caña sigue acumulándose sin destino seguro.
La paralización del tren de molienda compromete la economía de 2.000 familias productoras y afecta de manera indirecta a unas 45.000 personas en Guairá y departamentos vecinos. Transportistas, obreros rurales, pequeños comerciantes y trabajadores ligados a la cadena de la caña están viendo reducidos sus ingresos en un contexto de creciente incertidumbre.
Tras una larga jornada de espera sin reunión ni explicaciones, los cañicultores regresaron a sus hogares con más incertidumbre que certezas, y con la sensación amarga de haber sido, una vez más, ignorados por las autoridades.