Entre los efectos más notorios, según indicó, está el alto endeudamiento con el que terminan los países, lo que destroza sus economías, porque además, señaló, China exige total alineamiento político.
Aseguró que cuando un gobierno se desvía de su agenda, como ocurrió en Canadá, según precisó, comienzan a encontrar problemas en las condiciones comerciales que ponen trabas a las exportaciones. Afirmó que Pekín utiliza la propaganda para proponer un mejor modelo que el capitalista, con infraestructura y posibilidad de créditos, pero al final el efecto es la pérdida de soberanía. “Es el mayor importador, pero también el mayor creador de déficit”, subrayó.
Hay países dentro del Mercado Común del Sur (Mercosur) que están interesados en un acuerdo comercial con China continental. Sin embargo, esta decisión depende del consenso al interior del bloque regional.
El Gobierno de Paraguay mantiene una fuerte relación con Taiwán.
Villalba en tanto indicó que China usa aranceles y restricciones (como boicots y cuotas de exportación) para influir en gobiernos latinoamericanos. Para explicar sobre lo que considera es una dependencia económica, citó como ejemplo a Chile, con el detalle de que el 40% de sus exportaciones van a China, y sobre Brasil precisó que el comercio con este gigante le deja vulnerable a posibles medidas económicas chinas.
Otra forma de control de China, según el catedrático, es la inversión en infraestructura. “Empresas chinas invierten en puertos, redes energéticas y transporte, ganando influencia económica”, expuso.
Sin embargo, en Chile, controlan más del 60% de la distribución eléctrica, y en Brasil, tienen grandes participaciones en energía y logística.
Presión política. Villalba alega además que China usa incentivos y amenazas para aislar diplomáticamente a países que apoyan a Taiwán, como Guatemala, Paraguay e inclusive el Vaticano.
También manifiesta en su investigación que empresas chinas participan en pesca y minería ilegales, afectando economías locales y el medioambiente.
Corrupción. El catedrático sostiene que la relación con China muestra que los procesos están plagados de corrupción, como las licitaciones en la región, como Perú y Guyana. “Los acuerdos opacos y la connivencia de las élites debilitan la gobernanza”, señala.
El informe de Villalba desarrolla además que el gobierno chino utiliza sobornos con las diferentes autoridades de los países con los que mantiene intercambio comercial.
“Las empresas chinas conceden subcontratos a empresas locales con conexiones políticas a cambio de sobornos, como se ha visto en el sector minero de Perú”, apunta.
También cita otros casos como los ocurridos en Ecuador y Venezuela.