Las ganas de estudiar es tan grande que diariamente debe trasladarse casi arrastrándonse para llegar a su escuela. Esta es la historia de Anderson, un niño indígena de 7 años que nació sin piernas, pero eso no es impedimento para cumplir con su sueño de estudiar.
Su casa se encuentra a 2 km de su pequeña escuelita en la comunidad Naranjito, distrito de Santa Bárbara, San Pedro.
Ander, como todos lo conocen, a diario va a aprender sorteando arenales, aunque a veces algún amigo lo alcanza y le acerca a su escuelita.
Su sueño es que algunas personas de buena voluntad le regale una moto para que su papá le lleve a la escuela, porque desea seguir estudiando, de hecho su profesor Cristian Vera Duarte explicó que es uno de los alumnos más aplicados e inteligentes.
Hace días Anderson al igual que sus compañeros recibieron buzos de donación por parte del juzgado penal de Garantías de Santa Rosa del Aguaray, y ahí nació en él la esperanza de que alguna persona de buen corazón le ayude a cumplir su sueño.
ANHELO. “Tengo una silla de ruedas pero no utilizo para venir a la escuela porque el camino es muy arenoso, me cansa caminar 2.000 metros y después ya no puedo jugar con mis compañeros”, expresó en forma inocente el chico, quien según los docentes, jamás se queja de su situación física ni es impedimento para estudiar y jugar como un niño normal.
Anderson es el niño mimado entre sus compañeros, además es el más inteligente en la clase.
Siempre está sonriendo y nada lo detiene en su anhelo de estudiar.