Muchos ciudadanos evitan realizar la denuncia en la comisaría sobre el narcomenudeo en sus barrios, por desconfianza y temor a que sus nombres, aparentemente, terminen siendo divulgados. Esto es lo que señalan desde la Dirección de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad de Ñemby sobre los reportes más frecuentes que reciben en dicha dependencia.
El director de esta dependencia, Hernán Díaz, indicó que este tipo de denuncias anónimas se encargan de derivar directamente al Departamento Antinarcótico de la Policía Nacional.
La distribución de drogas en pequeñas cantidades y personas adictas deambulando por las calles se apodera de la ciudad de Ñemby. Como consecuencia genera inseguridad en los barrios y avenidas concurridas.
El territorio o zona denominada La Conquita, donde se encuentran ocho asentamientos y el asentamiento María Auxiliadora, detrás de una universidad privada en zona céntrica, son algunos de los focos del negocio ilícito, según los moradores de la zona.
Los rapiñajes y robos son constantes. Las personas adictas, conocidas coloquialmente con el apodo “chespi” recurren a cualquier vía para conseguir dinero y comprar la sustancia que termina consumiendo sus vidas y siendo un problema social de todos.
Los barrios como: Mbocajaty, La Lomita, Cañadita, Caaguazú, Vista Alegre son áreas donde constantemente se reportan perjuicios por los rapiñajes diarios.
Los semáforos de Ñeemby son puntos donde también existe una alta concentración de personas adictas. En este Municipio se había hecho un censo a los vendedores informales, específicamente limpiaparabrisas, quienes actualmente visten un chaleco granate y rotan por horarios.
Sin embargo, en el grupo están personas drogadictas, o incluso concurren quienes no fueron censados con el fin de juntar monedas y adquirir el estupefaciente que les sirve como un escaparate de la realidad.
Área Metropolitana
La desconfianza de que al final se filtren los nombres de los denunciantes, por parte de agentes policiales, es una constante también en Asunción y todas las ciudades de alrededor, donde el microtráfico es un negocio que prospera.
En San Lorenzo, por ejemplo, los moradores comentan que los propios padres envían a sus hijos menores de edad como delivery de droga en áreas como la calle Karanday y Santo Tomás.
No existe confianza en agentes que operan en la Comisaría 54, de la zona. En área de la Terminal de Asunción existen varios aguantaderos y adolescentes indígenas que son sometidas a la prostitución. Vecinos reportan que quienes se aprovechan de esta situación son de todos los estratos sociales, incluso las vieron subir y descender de patrulleras.