31 jul. 2025

El hambre de los niños no admite más improvisaciones

Ciertamente hubo críticas y desconfianza respecto del programa Hambre Cero, anunciado con fanfarria, y aprobado de manera apresurada, pero desde entonces han pasado meses y recién ahora se anuncia una licitación para proveer desayuno, merienda y almuerzo escolar a través del programa, por más USD 378 millones para Central, Asunción y Presidente Hayes. Ya se perdió prácticamente el año, y mientras los burócratas en sus oficinas se demoran, las necesidades de los niños y niñas pobres del país se acumulan.

El día en que el presidente de la República firmó el decreto de la ley conocida como Hambre Cero, impulsada casi obsesivamente por el Ejecutivo había afirmado: “Yo me pongo al frente de este proyecto; si este proyecto fracasa, es mi fracaso”.
Santiago Peña es un adulto que carece de necesidades alimentarias para asegurar un adecuado desarrollo de su mente y su cuerpo. Los niños y niñas pobres del Paraguay, en cambio, sí tienen esas necesidades y el Estado paraguayo no las está satisfaciendo. Por lo tanto, el potencial fracaso de un proyecto tan importante para el presidente significará un futuro de pobreza extendida para miles de niños y niñas.

Recién ahora el Ministerio de Desarrollo Social (MDS) realizó la primera convocatoria a licitación para la contratación de empresas que proveerán a alumnos de Asunción y de los departamentos Central y Presidente Hayes; el monto total de la convocatoria asciende USD 378.661.204.
Considerando que el 21 de junio es el último día establecido para la entrega de ofertas y la fecha de apertura de sobres, será ese mismo día en el MDS, donde arrancará un largo y burocrático proceso, no será muy errado suponer que prácticamente ya se ha perdido el año, en términos administrativos. En términos de la realidad, para los beneficiarios potenciales, implica que todo este 2024 se han quedado sin desayuno y sin almuerzo escolar.

Ciertamente, se ha reclamado absoluta transparencia en la administración y gestión del proyecto, pero la obcecación con Hambre Cero ha llevado a una situación límite, en la que miles de niños, niñas de las escuelas públicas del país se han quedado sin los alimentos que les venían proveyendo y que son necesarios para su desarrollo.

Mientras tanto, las necesidades a nivel de Educación se siguen acumulando. Como reportara Última Hora respecto al Colegio San Agustín de Calle 1, en la colonia Blas Garay, donde las aulas están a punto de colapsar. Allí asisten más de 300 alumnos, y según la denuncia, desde hace 13 años los padres y los directivos vienen reclamando el arreglo estructural del predio educativo.

El resultado es que hay aulas a punto de derrumbarse, por lo que alumnos están desarrollando clases bajo árboles y en una estructura que sirve de escenario en el patio. En el colegio solo funciona un baño, que es utilizado por 300 alumnos, y también carecen de agua potable.

Otro reclamo visibilizado por ÚH llegó desde el Alto Paraná, donde alumnos, padres de familia y docentes de diferentes instituciones educativas públicas realizaron una protesta para reclamar la falta de provisión de la merienda escolar.

Manifestaron su preocupación por la lentitud del proceso licitatorio, ya que terminó el mes de mayo sin que los estudiantes recibieran los alimentos; este es un servicio esencial para los sectores más carenciados, pues resulta vital para enfrentar diariamente la jornada escolar, resaltaron.

Hambre Cero en las Escuelas tiene como finalidad la universalización de la alimentación y pretendía llegar a 1.300.000 estudiantes, los 180 días del año lectivo, un objetivo que desde el arranque no se está cumpliendo.

Decíamos que este proyecto iba a requerir una extraordinaria dosis de honestidad, transparencia y eficiencia para una óptima gestión, lamentablemente la realidad nos está mostrando solo improvisación e insensibilidad de parte del Gobierno, al que no le importa que niños y niñas pobres queden sin merienda escolar, que en muchos casos es el único alimento nutritivo del día.

Es hora de que autoridades y funcionarios demuestren que el nombre del proyecto Hambre Cero no era un mero discurso populista.

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