20 oct. 2025

El Estado debe promover calidad de vida de todos los paraguayos

Este no es un simple enunciado. Es uno de los derechos y garantías consagrados en la Constitución Nacional. Precisamente, el artículo 6 de nuestra Carta Magna afirma que “la calidad de vida será promovida por el Estado”. En solo una semana y frente al país ha quedado al descubierto la pobre gestión del Gobierno: Un recién nacido ha muerto por falta de terapia neonatal, y las groseras deficiencias en la provisión del almuerzo escolar ya no sorprenden. Esta es la imagen del país desigual que no respeta el derecho a una vida digna.

En las declaraciones fundamentales establecidas en nuestra Constitución Nacional encontramos que la República del Paraguay se constituye en Estado social de derecho, que adopta para su gobierno la democracia representativa, y “fundada en el reconocimiento de la dignidad humana”.

Es importante tener en consideración que, en el capítulo de los derechos, deberes y garantías reconoce el derecho a la vida, como inherente a la persona humana y garantiza su protección, “en general, desde la concepción”. Y, al mismo tiempo, define claramente en el siguiente artículo 6 que la calidad de vida será promovida por el Estado mediante planes y políticas que reconozcan factores condicionantes, tales como la extrema pobreza e impedimentos de la discapacidad o de la edad.

Los paraguayos tienen entonces, según la Carta Magna, el derecho de que el Estado, a través de las instituciones, en este caso el gobierno electo por los ciudadanos arbitre las medidas necesarias para proveerle bienestar y disponer las condiciones que hagan posible una vida digna.

Dentro de esta visión resulta entonces inaceptable la pérdida de una vida como consecuencia del repugnante populismo de este gobierno.

El pasado 20 de febrero se había habilitado en el Hospital Regional de Villarrica la terapia neonatal, con la presencia del presidente Santiago Peña; la ministra de Salud, María Teresa Barán, y el gobernador de Guairá, César Sosa. Con esta habilitación, según se lee en la gacetilla oficial del Ministerio de Salud, “los bebés prematuros o con complicaciones recibirán asistencia especializada sin necesidad de ser trasladados a otras ciudades, lo que representa una respuesta más rápida y segura para las familias”. También se informaba que la unidad cuenta con incubadoras de última generación, monitores multiparamétricos y respiradores, garantizando una atención óptima a los recién nacidos que requieren de cuidados intensivos. Sin embargo, menos de una semana después, un bebé prematuro ha fallecido por falta de una atención oportuna en la terapia neonatal en dicho hospital. Resultó que, tras la foto oficial, los equipamientos fueron desmontados y el servicio no fue habilitado por una refacción edilicia. Por esto, el bebé que había nacido al mediodía del miércoles 26 de febrero no pudo sobrevivir. El pequeño Osman apenas vivió tres días.

Esta no es otra anécdota más. Porque como dijo el padre del bebé: “Les quiero decir a las autoridades que son muy sinvergüenzas. El presidente inauguró gua’u, de mentira, pero a ellos solo la plata les importa y no la salud de los pobres”.

En la misma semana, el promocionado proyecto estrella de Santiago Peña, Hambre Cero, en su primera semana de implementación tuvo casi un centenar de denuncias, entre otras por la provisión de alimentos presuntamente en mal estado, platos que llegaron incompletos, y falta de infraestructura que hizo que muchos de los niños tuvieran que comer sentados en el suelo.

Uno de los casos fue el de la Escuela San Jorge, de Mariano Roque Alonso, donde se denunció el pésimo estado de la comida, que causó dolores de estómago a una maestra y un estudiante, mientras que otros alumnos se negaron a comer y calificaron los alimentos “incomibles”. La directora que hiciera la denuncia está ahora denunciada por la empresa proveedora ante el Ministerio de Desarrollo Social; en la misma línea autoritaria con que fue aprobado el proyecto en el Congreso.

Al presentar su proyecto estrella el presidente había anunciado que cambiaría la “historia de un millón y trescientos mil niños y adolescentes”. Lamentablemente con arrogancia y populismo no será posible el cambio ni dar mejor calidad de vida a los niños pobres del país.

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