Cuatro meses después de casi caer en un default sobre su deuda pública, el Congreso debería adoptar antes del primero de octubre la ley de presupuesto 2024 para evitar la parálisis del Gobierno.
Las primeras víctimas del entuerto serían unos dos millones de funcionarios federales que no recibirían su salario mientras dure lo que se conoce como shutdown o cierre de servicios públicos.
A poco más de un año de las elecciones presidenciales, en las que el mandatario demócrata Joe Biden buscará la reelección, las tensiones en el Congreso están en su clímax.
“El financiamiento del gobierno es una de las responsabilidades fundamentales del Congreso. Es tiempo de que los republicanos comiencen a hacer el trabajo para el cual Estados Unidos los eligió", lanzó el sábado Joe Biden.
AYUDA A UCRANIA. Las tensiones entre los demócratas y parte de los republicanos se centran en un paquete de ayuda adicional a Ucrania, tras la visita el jueves a Washington del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Los dos partidos en el Senado son favorables a esta asistencia. Pero en la Cámara Baja, controlada por la oposición, un grupo de legisladores partidarios de Donald Trump la rechaza.
“Las personas de mi distrito, y de todo el país, están hartos de financiar a otros”, dijo el representante Eli Crane.
En el Senado, los responsables de los dos partidos, Chuck Schumer por los demócratas y Mitch McConnell por los republicanos, dos veteranos de la política, continúan negociando.
Esta amenaza de parálisis ocurre apenas cuatro meses después de la telenovela sobre el aumento del límite de endeudamiento que hizo pensar en la posibilidad de un inédito default de Estados Unidos.
En el marco del acuerdo alcanzado para evitar ese extremo, los demócratas aceptaron limitar algunos gastos, lo cual habría permitido aprobar sin problemas el presupuesto. Entre las consecuencias previsibles de un desacuerdo, figuran cheques de ayuda alimentaria que no llegarán a destino; el tráfico aéreo podría verse perturbado; los parques nacionales quedarían sin mantenimiento; los funcionarios “no esenciales” deberían quedarse en casa y no recibirían paga hasta que el problema se solucione.
EEUU tuvo cuatro importantes shutdown desde 1976. El último, y más largo, duró más de un mes, desde fines de 2018 hasta inicios de 2019, y recortó el PIB en 3.000 millones de dólares, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO).