13 dic. 2024

De ley pareja nadie se queja

Es tedioso estar en contacto con la actualidad de nuestro país por la cantidad de denuncias, quejas y protestas que se ven en los medios de comunicación. Parece que no hay nada bueno ni bien hecho.

Tampoco da gusto ver cómo todo el santo día se trasgreden las normas de convivencia y las leyes, es como si nos hubiésemos vuelto un pueblo de avivados, desconsiderados y mal educados. Mencionando solo lo que al tránsito vehicular se refiere: Motos transitando de contra mano y/o por las veredas, vehículos que no respetan las luces rojas, gente que maneja alcoholizada, menores al volante, gente sin casco, personas manejando y mensajeando a la vez incluso en motocicletas, conductores que tapan las bocacalles.

Vivimos en un caos anárquico donde son tantas las cosas que controlar y sancionar que parece imposible. La ley que prima es la del “hago lo que se me da la gana, y qué”.

Y nos preguntamos, por qué la gente, sabiendo que estas normas existen, y que sería mucho más fácil transitar ordenadamente, no las cumple.

Y es que entre las quejas y las trasgresiones hay un hilo conductor claro y contundente: Una sociedad donde no hay justicia e igualdad, es una sociedad débil y trasgresora y sobre todo tolerante con las trasgresiones, que no sostiene las normas de convivencia, y se vive un “sálvese quien pueda”.

Apelo al dicho popular “de ley pareja, nadie se queja”, que refleja con gran sabiduría una razón importante del porqué la gente en general no cumple las normas.

Admiramos la vida en los países donde todo está ordenado y la gente cree en sus instituciones, cumple con las leyes, y no es solo por temor a las consecuencias, sino que, al ser parejas para todos y todas sin excepciones ni privilegios, se genera un ambiente de respeto social palpable, tú respetas, yo respeto, todos respetamos.

Por otro lado, cuando cada persona siente que la vara con que le miden no es igual para todos, se genera desconfianza en las instituciones. Por ejemplo, aunque parezca infantil, el sentimiento es: “¿Para qué voy a cumplir yo si ellos no cumplen?”. Y cuando los privilegios solo para algunos se evidencian varias veces al día en todos los ámbitos del quehacer del país se genera un descreimiento generalizado hacia las instituciones y las autoridades, se cree que un policía va a cobrar una coima en vez de una multa, no se pagan los impuestos porque no se reciben servicios, y la frustración por vivir en un ambiente de inequidad alevosa se traduce en trasgresiones constantes.

Tratar de ordenar algo, por ejemplo, el tránsito, cuando no se ordena todo, es un trabajo inútil. ¡Empecemos por donde corresponde!

Socia de ADEC.
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