Hace casi 7 décadas, con solo 5 años, don Eladio Agüero (72) empezó a trabajar con sus padres haciendo sombreros, labor que luego compartió con sus 4 hijos María Clara, Otilia, Armando y Hugo Eladio, y hoy lo hace con 2 de sus nietos: Alexis y Víctor Armando, y su inseparable esposa Gladys Bogado, que lo acompaña desde hace 46 años.
“Mis hijos desde los 11 años trabajaron conmigo, mediodía, para hacer para su pasaje y pagar sus estudios“, cuenta orgulloso el hombre.
Desde su taller de Tarumandy, Luque, el paciente artesano envía sus trabajos a varios puntos de Paraguay y Brasil.
El proceso requiere paciencia, un don que le sobra a don Eladio, que si bien ya no teje los sombreros, los trabaja, “ahora compro los sombreros en sucio de Salado, Limpio; le corto las orillas, se le quita los sobrantes y luego se pone en el sereno para que se cierren los agujeros, se junta y se procede al planchado y moldeado en su horma, en la segunda planchada sale más lindo (…); luego le hace el borde en la máquina y las terminaciones”, cuenta al agregar que los sombreros con molde le toman más tiempo, pues los bordes se le tienen que poner alambre para dar la forma deseada.
Doña Gladys comenta que el poner los sombreros en el sereno es una labor que parece simple pero requiere mucho conocimiento, porque no se puede exceder el tiempo de exposición y se debe tener en cuenta el clima, la cantidad de lluvia caída previamente y otros factores; y también requiere control, ya que en su barrio, hay muchos chespis, que roban.
A ESCALA
La producción semanal de don Eladio es de 350 sombreros, lejos de los 1.500 semanales que realizaba antes de la pandemia, pero el hombre no se queja “sigo trabajando, ya de a poco, tengo muchísimos clientes que compran, ya no en cantidades, pero siempre compran”, cuenta al agregar que también realizan sombreros para niños, pues en los colegios se piden para las fechas festivas.
La producción de sombreros también cayó, “el tejido se hace menos, los jóvenes ya se dedican a otra cosa, porque no tiene precio esto, cuesta a 8.000 el sombrero y el que hace rápido como mucho hace 4 sombreros al día”, lamenta.
Aún así, el hombre tiene la esperanza de que el trabajo del artesano sea más valorado para que los tejedores continúen; pues él no se ve haciendo otra cosa, ya que disfruta de este minucioso trabajo, talento que heredo de sus padres y transmitió a sus descendientes.
Para conocer sus trabajos se puede llamar al (0982) 431 -596.