13 oct. 2024

Árbol que nace torcido…

El viernes pasado, el Gobierno tuvo que finalmente admitir que el proyecto de tren de cercanías, tal como estaba planteado con la República de Corea, estaba descartado. Después de más de ocho meses de haber aprobado la Ley 7237/23, una legislación demasiado amplia que no se debatió lo suficiente, y que tuvo varios cuestionamientos desde un principio, salieron a admitir tras un largo silencio que la iniciativa ya no corría con el país asiático.

Por ejemplo, según la Biblioteca y Archivo Central del Congreso Nacional (BACCN) la ley establece disposiciones especiales para el plan de transporte, cuyo tramo será desde Asunción hasta Ypacaraí. “Con la aprobación del Congreso Nacional, se autoriza al Ministerio de Economía realizar las gestiones para el financiamiento del proyecto a través de un crédito a partir de la aprobación del contrato de préstamo. Estos recursos serán destinados al financiamiento de las obras de construcción”, se puede leer en el sitio web de la BACCN.

Además, la normativa autoriza al Poder Ejecutivo la constitución de un fideicomiso de garantía y liquidez, a través del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), adoptando el carácter de fideicomitente, que será administrado financieramente por la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) como fiduciario. Por si fuera poco, se autoriza que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) suscriba un acuerdo de compromiso con la el organismo público Korea Overseas Infrastructure & Urban Development Corporation (KIND), de la República de Corea.

Igualmente, se permite al MOPC a firmar una adenda al contrato de concesión con Ferrocarriles del Paraguay SA “por un plazo de treinta años” y una de subconcesión a favor de KIND. Es decir, se aprueban concesión y subconcesión sin licitaciones. Igualmente, la ley amplía la franja de dominio hasta los catorce metros “a cada lado del eje central de la vía del tren”.

La ley otorgaba amplias atribuciones al MOPC, como la firma de contratos que no se habían redactado aún. La propuesta había sido aprobada raudamente por este Gobierno, pero ya sabemos que “la prisa es mala consejera”, y que el “árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”. A este Gobierno poco le importó, porque el atropello a lo bruto es su característica, porque ellos tienen los votos dicen, sin recordar que atrocidades se han cometido en la historia por tener votos. No todo es mayoría simple y llana.

Entonces, el plan quedó en la nada. Ahora, el presidente de Fepasa, Facundo Salinas, si bien subrayó que el proyecto se ejecutará “desde Paraguay para Paraguay”, anunció que tendrán que adaptar la ley para volver a enviarla al Congreso. Esta vez sí habrá competencia para ejecutar el proyecto, lo admitió el propio titular de Fepasa: “El proyecto de obra, nosotros, yo calculo, a ver, nosotros podríamos, digamos, iniciar el proceso competitivo en seis meses. Y primero que tenemos que hacer unas modificaciones porque hemos quedado que íbamos a hacer algo con Corea que no vamos a hacer, finalmente”, contó.

Insistió en que la principal diferencia con el plan anterior “es que el Gobierno asume el control del proyecto”. “El proyecto sigue siendo el mismo, lo vamos a estudiar”, aseveró. Dijo que en seis meses que estuvieron esperando la respuesta de Corea, “que finalmente no satisfizo los intereses nacionales”, realizaron trabajos que van a servir para la nueva propuesta. Veremos.

“Y lo que va a cambiar es que vamos a poner a hacer un proceso competitivo dando participación a las empresas. Pero sí nos interesa, por ejemplo, el tema de la subconcesión que estaba en la ley. Sí, nos interesa la participación del fondo de garantía a través del Ministerio de Economía, porque eso es una buena garantía financiera para los futuros inversores. Entonces, esa ley también fue declarada de interés público. Por lo tanto, eso también nos interesa. Nos interesan los metros de la franja de dominio. O sea, hay una serie de puntos de esa ley que son importantes mantenerlos”, añadió en conferencia de prensa.

Sin embargo, no hay recursos para el proyecto, aunque tengamos grado de inversión, hay un límite de responsabilidad fiscal, hay una deuda que cada vez está más grande. No obstante, bien sabemos que el transporte es primordial para el bienestar ciudadano, y el pirevai colectivo –valga el juego de palabras– ya no da más. Así que sí, todos queremos el tren, pero bien hecho.

Más contenido de esta sección