12 sept. 2024

Apoyo, ruidos y barro para Peña, desde el partido

Qué amplitud de miradas, avances y toma de conciencia podrían generarse si en vez de destinar tanto tiempo, espacio, esfuerzos y energía a los sucesos político-partidarios, recurrentes y nuevos, prestáramos más atención a todo cuanto se decide, ejecuta o proyecte en los ámbitos social y económico, por ejemplo.

Pensé en esto anteayer cuando seguía la reunión del Consejo de Ministros, en la que cada uno de los servidores públicos brindó un resumido informe de gestión al presidente de la República, a propósito del balance por el primer año de gobierno.

Hubo anuncios interesantes, pero también algunas apreciaciones que a mi criterio demandan averiguar si efectivamente es lo que está sucediendo o sucederá como consecuencia de ciertas acciones, porque hay indicios reales, o, en realidad, son solo expresiones de deseo o afirmaciones apresuradas en el afán de instalar optimismo o esperanza en una ciudadanía que, ante tantos años de promesas incumplidas y prácticas torcidas no desterradas, simplemente no espera nada nuevo o nada mejor de los gobernantes de turno.

Lo cierto es que al concluir la ronda de exposiciones de los ministros, ¡zas!, la jefa de Gabinete de la Presidencia de la República, Lea Giménez, arroja la bomba mediática: anuncia que deja el cargo. Lo hizo de una manera pocas veces vista, como dolida por tener que adoptar tal decisión. La noticia hizo que todo cuanto dijeron la totalidad de los ministros pasara a segundo plano. Así que, en lugar de estar hablando ahora, mañana y pasado sobre las luces y sombras del primer año del gobierno, el tema partidario de fondo, encarnado por Horacio Cartes, volvió a encenderse y encandilar.

Reactivó aquello del gobierno bicéfalo y de que la agenda oficial está supeditada a los dictados del quincho, aun habiendo una hoja de ruta trazada por el equipo de Peña.

Afloró la sensación de que nuevamente hubo imposiciones al jefe de Estado y que a Lea “la renunciaron”. Supongamos que, en realidad, ella se va por opción, porque tiene otras prioridades particulares. Aunque así fuere, a estas alturas es imposible despejar de la influencia de HC la función de gobierno de Peña.

Más aún después de aquella imagen de la semana pasada en que Giménez apareció junto al canciller en el momento en que este anunciaba que el Gobierno (¿?) le perdió la confianza al embajador de los Estados Unidos, y pidió a Washing-ton que acelere el reemplazo de este, como reacción a la forma en que el diplomático anunció un par de días antes la ratificación de sanciones a Tabesa, la tabacalera de la que Cartes se estaba desprendiendo, obligado. Un tema que ha traído y seguirá produciendo ruidos.

En el Consejo de Ministros que tuvo lugar el martes, el presidente Peña expuso con entusiasmo sobre el proyecto Hambre Cero en las Escuelas, cuyo gran desafío será consolidarse en medio de historias de corrupción e ineficiencias que han dominado versiones anteriores.

También me quedó la afirmación que hizo el mandatario de que su gobierno será recordado como el que más viviendas o soluciones habitacionales construyó o proveyó, y que se construirán varios nuevos hospitales. Es tan importante colocar estos temas en el debate público. En el Consejo de Ministros se dijo, por ejemplo, que la agricultura vuelve a ser una actividad rentable para las familias en el campo y que así la ven inclusive los jóvenes, por lo que ya no necesitarían migrar a las ciudades en busca de otros medios de sustento.

¿Será que esto esté pasando? ¿Cómo si cada día aparece un nuevo asentamiento en el área metropolitana de Asunción y cabeceras departamentales? En fin, hay tanto de política pública que podría estar ahora en el interés y debate de la gente, porque tiene que ver con derechos, calidad de vida, presente y futuro, pero que se ve opacado por las actuaciones del oficialismo colorado que dualmente apoya en muchos asuntos al presidente, a la vez de embarrarle la cancha con frecuencia.

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Darío Lugo — @darilu1970