Uno de los principales desafíos que el capellán Pedro Kühlcke refiere, junto con otros encargados de la asistencia a jóvenes infractores, es que estos últimos, durante su estadía en prisión, demuestran ánimo de un comportamiento mejor, pero cuando vuelven en libertad y tras no tener un acompañamiento o motivación, la mayoría reincide en los malos hábitos.
Esta es la razón por la que consideran de gran importancia lo que será el centro pospenitenciario de formación profesional que tiene lugar en Itauguá con la denominación de Casa Madre Tupãrenda.
La presidenta de la Fundación para la Promoción de Valores y la Prevención de la Violencia (FundaProva) Ana María Acha, desglosó que los jóvenes al ingresar al centro firmarán un contrato para cumplir ciertas disciplinas laborales. Los mismos recibirán capacitación en panadería, invernadero y posiblemente carpintería. La selección sería por parte de jueces en Ejecución quienes evaluarán conforme al lugar de residencia.
Otra de las condiciones es que los chicos redacten una carta argumentando por qué quieren estar en el lugar.
Dependiendo del éxito que llegue a tener este emprendimiento, se ejecutaría el mismo modelo en otras localidades, siempre con pocos adolescentes para que sea personalizada, según Acha.
Con respecto a los centro educativos, el padre Kühlcke comenta que entre las necesidades se encuentran: las espirituales, falta de vestimenta, ayuda en la parte médica y en el ámbito jurídico. Hay adolescentes que hace meses no reciben visita de su abogado. “De toda la población del centro educativo de Itauguá, que son 140 en este momento, debe haber 10 que están condenados, el resto está en la indefinición de la prisión preventiva”, expresó Kühlcke.
“Hay varios jóvenes que tuvieron una infancia difícil; mucho abandono, abuso y soledad; generalmente el tema de la droga y los delitos son simplemente ya consecuencia de lo que sufrieron de pequeños”, expresó el Capellán.
Maltrato. Cabe destacar que en una investigación hecha recientemente por ÚH se mostraba cómo los adolescentes sufren maltratos dentro de estos centros, principalmente por agentes policiales. De acuerdo con un informe elaborado por el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP) se revela que el 53% de los jóvenes privados de su libertad afirman haber recibido algún tipo de maltrato policial durante la aprehensión, el 34% de la población recluida fue víctima de maltrato y/o tortura dentro de las correccionales para menores en conflicto con la Ley.