10 may. 2024

Esos inútiles

Ramos Generales

brigitte colman

¿Alguna vez te pusiste a calcular el tiempo que perdés en el caótico tránsito?

Es una eternidad. Y si lo sufrís en pleno verano (que es casi todo el año en Paraguay), todavía se siente peor.

Pero si creés que la culpa la tiene Arnaldo Samaniego, la respuesta no es necesariamente afirmativa.

Porque en realidad, la culpa la tenemos todos los que nos permitimos tener las autoridades que tenemos.

Nos dejamos engañar con sus promesas de que nos van a conducir al paraíso terrenal y les votamos.

Después, ellos casi de inmediato se dedican a cualquier cosa, menos a cumplir.

Cuando llegan los reclamos, solo atinan a decir que la culpa la tiene el gobierno anterior y el anterior y así. Dicen cualquier cosa con tal de justificar su inutilidad.

Embotellamientos, semáforos ñembo inteligentes, baches, superbaches, baches por todas partes, calles sucias, ciudadanos que no terminan de aprender a cuidar y querer a su ciudad. Y como telón de fondo, autoridades municipales que nunca son capaces de construir el sentimiento de comunidad en la gente.

Claro que al final del día, cuando llegás a tu casa, tres horas después de haber sufrido un tráfico que se mueve a velocidad de peatón, te olvidás de que los problemas no son resueltos por esos a los que vos regalaste tu voto.

Al agua. La otra noche me enteré vía Twitter que un tristemente célebre diputado iba a participar de un programa de entretenimientos (?!).

Por suerte pude reprimir mis ganas de verlo.

Porque es un hecho que muchos estamos muy cansados de este personaje.

Se la pasa buscando prensa (¡y nosotros le damos gratis!) haciendo el ridículo y aprovechando electoralmente cada aparición pública.

De un carnaval a otro, lo que menos hace es desarrollar una actividad legislativa, por la cual, de paso, le pagamos muchos millones.

Lo peor es que en las próximas elecciones va a conseguir miles de votos. ¿Y sabés qué? Nosotros seremos culpables si él vuelve a ocupar un curul en el Congreso. Entonces, mereceremos tener engendros como ese.

Los plagueos ya no valdrán, cuando siga haciendo el ridículo. Un ridículo financiado con nuestros impuestos.

Lamentablemente, ni los elegidos ni nosotros los electores tenemos clara la relación que debiéramos tener.

Los votamos a ellos para que trabajen por nuestro bienestar. Les pagamos, demasiado bien, para que trabajen por nosotros, para que nos representen.

Y si alguna vez los ciudadanos logramos entender que es nuestro derecho exigirles y reclamarles, ese día, todos esos inútiles estarán en un grave problema.

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