Por Rodrigo Houdin | Formosa, Argentina
Fotos: Fernando Calistro.
"¡Qué viva la Argentina!” vitoreó, ante la visita de las autoridades formoseñas, uno de los damnificados de Alberdi, en el predio de la Sociedad Rural, situado a unos 10 kilómetros del centro de Formosa. El sentido de gratitud se hacía sentir entre las familias golpeadas por la crecida del río Paraguay.
Postre. Tras el almuerzo, los compatriotas reciben frutas como postres en el refugio formoseño.
Clara Bernal, madre soltera de tres hijos, dijo sentirse muy contenta con la asistencia que se les da a los damnificados en la ciudad separada de Alberdi por el río. “Decidí dejar mi casa en Chaco’i con mis hijos y venir aquí, ya que en este lugar no nos falta nada”, comentó.
“Nos sentimos más bien que en nuestra casa. Vinimos con mi familia, somos seis. Aquí recibimos más de lo que nuestra patria nos da. Mi casa en el barrio San Jerónimo está dos metros bajo agua”, dijo Pastora Cañiza.
Seis galpones reacondicionados, baños modernos, duchas, depósito y comedor están a completa disposición de los compatriotas. Voluntarios los acompañan 24 horas y cocinan para ellos.
La marcada diferencia entre la asistencia capaz de brindar el Gobierno paraguayo y el de la provincia de su vecino país se acentúa al comparar la organización y la celeridad con la que se da respuesta a quienes perdieron todo. Las bolsas de plástico entregadas por autoridades paraguaya son utilizadas en Formosa como puertas para los monoambientes donde se ubican los alberdeños.
Las familias alberdeñas llegan hasta el predio destinado a damnificados paraguayos con algunas de sus pertenecías, bajo la cogestión del consulado en Formosa, la Secretaría de Emergencia Nacional y el Gobierno provincial formoseño
En plena mudanza, Juana Martínez explicó que decidió salir del país por sus hijos. “Ellos son argentinos y además nos preocupa su seguridad. Allá tenemos todo, la atención es buena y en Paraguay no es suficiente la ayuda”, justificó.
En su mayoría, los habitantes de Alberdi no consideran la posibilidad de trasladarse hasta Asunción, donde el Gobierno reacondicionó el predio de la Secretaría Nacional de Deportes para albergar a los evacuados. Señalan que es muy distante y no conocen la capital como conocen Formosa.
Del otro lado del río. La situación de los damnificados de Alberdi en territorio paraguayo no es muy distinta a la de Asunción, Pilar y otras zonas del país; donde se les entrega materiales para construir viviendas de auxilio, kits de víveres, baños que no abastecen, al igual que el agua potable. Además, la provisión de energía se convierte en una gran dificultad.
Celestina Benítez Lugo, quien tiene enfermos a su suegro e hijo, utiliza una de las aulas de la Escuela Nº 130. La mujer señala que la ayuda llega cada vez que acuden a solicitarla al municipio.
“Si voy a dejar mi ciudad, prefiero ir hasta Formosa. En Asunción no conozco nada. En Argentina la atención es mucho mejor”, dijo
Por su parte, Cristian Martínez, también alojado con su familia en la escuela local, señala que muchos pobladores están sin fuente de sustento y los víveres entregados no abastecen.
Refugio construido por la SEN en un predio prestado, en Alberdi.
Algunos pobladores alberdeños, que además de decidir tener a sus hijos en el vecino país por los beneficios sociales, consideran a la ciudad de Formosa como su segundo hogar.
La visita de Cartes a Formosa. La reciente visita del presidente Horacio Cartes a los damnificados en la ciudad de Formosa fue vista con buenos ojos para los alberdeños; sin embargo, los mismos manifiestan que esperan que su país siga el ejemplo de las autoridades de la nación vecina.
Alberdi y otras ciudades del país, atraviesan por una de las peores inundaciones en décadas. Esto empeora con el temor de que el muro de contención que protege a la ciudad ñeembucuense colapse. Incluso el Gobierno sugirió que todos los pobladores dejen la ciudad. Unas 180 familias están en situación crítica.
La ciudad de Alberdi, en el departamento de Ñeembucú, se sitúa a unos 234 kilómetros de Asunción. También se accede desde Formosa, Argentina, ubicada a 155 kilómetros de la Capital, cruzando el río en balsas. El viaje dura unos 20 minutos y el costo es de G. 10.000 o 30 pesos argentinos.