Casi 250 campesinos y campesinas de los asentamientos Ka’aguy Rory, del distrito de 3 de mayo, y de Santa Librada, del distrito de San Juan Nepomuceno, llegaron en representación de ambas comunidades hasta el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert).
Con carpas, leña, alimentos y paciencia esperarán en Asunción la respuesta del presidente de la institución, Justo Cárdenas, a quien le anunciaron, hace ya tres días, que están abiertos al diálogo.
En Ka’aguy Rory hace tres años están apostadas 200 familias, mientras que en Santa Librada son 150 familias que residen en la zona hace 11 años, e incluso construyeron una escuela por sus propios medios, debido a la ausencia total del Estado.
“Voluntad es lo que falta”, manifestó a Última Hora María Esther Leiva, de la Coordinadora de Trabajadores Campesinos y Urbanos.
Informó que, en ambos casos, los propietarios de las tierras accedieron a vender sus parcelas al Indert, un proceso de negociación que lleva ya varios años, pero en el cual, finalmente, no existió desembolso de la estatal.
Existe amenaza de desalojo en ambas comunidades debido a la falta de respuesta del Indert, y esto asusta a los campesinos. Preocupa por la cantidad de niños que están en los asentamientos y que van a la escuela en esa zona.
“Con todas las facilidades que dieron los propietarios como para que el Indert aproveche para solucionar la problemática, los propios funcionarios crean divisiones y complican los procesos”, lamentó Leiva.
Exigen que en ambos asentamientos se declare la colonización de hecho y que el Indert compre las tierras lo antes posible.