09 may. 2024

Zenaida, otra tránsfuga en la historia

El cambio de la senadora Zenaida Delgado de un partido político a otro, que se vio días pasados en el Congreso Nacional, es una figura que en la historia más reciente del país ya se había dado con otros parlamentarios en periodos pasados.

Se llama transfuguismo y es algo de lo que se hablaba cuando, por ejemplo, los ex senadores Alejandro Velázquez Ugarte y Adriana Franco de Fernández, quienes fueron electos por el Partido Unace, y siendo legisladores, pasaron al Partido Colorado.

Lo mismo ocurrió con Zenaida Delgado, quien siendo senadora por el Partido Cruzada Nacional, abandonó su bancada y se pasó a la del movimiento Honor Colorado.

Muchos calificaron el caso como una estafa al electorado, pero en realidad se trata de una congresista tránsfuga, cuyas razones no son muy claras.

Un estudioso de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), de nombre Jorge León Vásquez, abordó el concepto en cuestión, cuya aplicación no es nueva en el país. En la edición N° 31 de la revista Derecho & Sociedad de la PUCP estableció dos tipos de transfuguismo: el legítimo e ilegítimo, que se diferencian de acuerdo con las motivaciones.

Si entre las razones de un parlamentario se encuentra el afán de ejercer el derecho a la libertad de ideología, es legítimo apartarse de su partido político. También lo es si el propio partido político abandona su ideario político o sus fines o si el partido por el cual fue elegido el congresista desaparece o entra en situación de desorganización o crisis, al punto que fuerza a sus militantes a dejarlo.

Sin embargo, la acepción real del transfuguismo guarda relación con la forma ilegítima, que es cuando un legislador abandona su partido originario por motivos estrictamente económicos o a cambio de prebendas, que es común en las instituciones del Estado, con la repartija de cargos.

Bajo la lupa hay una lista de ex senadores y ex diputados en estos términos. Uno de los casos muy cuestionado en su momento es el del ex senador Eduardo Petta, quien llegó al Parlamento con votos por el Partido Encuentro Nacional (PEN) y luego pasó al Partido Colorado.

Otros son los ex diputados Ariel y Fabiola Oviedo, pertenecientes al Unace, que luego se cambiaron también a la ANR. Otros ex diputados de la misma organización política hicieron lo propio: Óscar Tuma, Artemio Barrios y Víctor Yambay.

Más de los que pasaron al bloque colorado en su momento fueron Miguel Corrales, Carlos Maggi, Mario Coronel y Teodoro Rivarola.

Siguiendo con el recuento, un caso emblemático de un ex diputado por el Partido Liberal Radical Auténtico que se cambió al bloque colorado fue el de Celso Velázquez. La lista continúa con el ex senador Arnaldo Giuzzio, que se cambió del Partido Democrático Progresista a Somos Paraguay, que él mismo fundó, entre otros.

De acuerdo con el artículo académico, que citamos más arriba, esta práctica política tiene consecuencias negativas en un sistema democrático: Se produce un quiebre con los electores al sentirse que ya no están debidamente representados por quien votaron; se debilita el sistema de partidos porque queda sin efecto la voluntad popular expresada en las urnas; y perjudica el clima de estabilidad del Gobierno cuando se alteran las mayorías parlamentarias en los cambios de partido.

No solamente eso. Además, favorece a la corrupción sacando alguna ventaja económica o de otra índole, y en definitiva, afecta la credibilidad dentro de un sistema democrático. Porque, ¿cómo se sentirán los 12.859 votantes de Zenaida Delgado con su decisión? ¿Qué pueden hacer?

En Paraguay no pasa de ser más que un comportamiento falto de ética, que queda impune, ya que no está regulado. En 2017, parlamentarios oviedistas intentaron presentar un proyecto de ley al respecto, pero que nunca corrió con el paso del tiempo.

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