11 may. 2024

Zapateen

Paraguay es uno de los países en el mundo con mayor población joven. Más del 60% tiene menos de 35 años, pero está gobernado por políticos de más de 60, y los electos de menor edad compiten en parecerse a estos.

Somos un país joven con corazón viejo. Este país temblaría si esta generación –a punto de cumplir los 40– zapateara al mismo tiempo y cambiara el Paraguay. Cuando una manifestación política convoque tanta gente como el Ja’umina de San Bernardino, otro gallo cantaría. Viven embelesados en la distracción de las redes sociales mientras desperdician ingresos a la universidad pública con carreras tan atractivas como Logística y Gestión de transporte que debieran tener miles de candidatos. Pero no. Había 25 plazas y nadie ingresó de los que fueron al cursillo de la misma facultad. En el mundo de Amazon y el país de la hidrovía que requieren estos egresados, nadie ingresó.

Ofrecen carreras claves como Biología, que en el mundo luego de los casos de coronavirus y de otros sucesos la han puesto entre las más codiciadas de aprender. Pero entre nosotros: no. Nadie para física, radiología o geología. Nadie en una universidad nacional donde de entre sus ingresantes, que son parte del 5% de los que iniciaron el kindergarten, solo gradúa al 10%.

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Algo anda muy mal en materia educativa y hay que tomar el toro por las astas. La necesidad de cursillos de nivelación para ingresar a las universidades que requieren exámenes de admisión es una prueba contundente de que lo ha aprendido en las escuelas y colegios no sirve para ser parte de la universidad. Algunos países como Argentina o México resolvieron el problema con colegios secundarios adjuntos a las universidades públicas donde el nivel de los mismos permite el ingreso sin complicaciones a las universidades. No solo cuesta aquí ingresar sino mantenerlos en la carrera. El estudiante-trabajador carece de tiempo y de energía para dedicarse a aprender y en un 90% acaba desertando. El diseño curricular de clases ajustadas a las disponibilidades de los profesores hace que tengan que distribuirse durante el día cuando concentrándolos en turnos con la carga requerida facilitaría el estudio e incluso el trabajo part-time de los alumnos. La selección de carreras debe hacerse en función de las demandas reales del mercado laboral para evitar estudiar carreras muy largas –innecesarias muchas de ellas– que no encuentran lugar donde emplearse. Aquí el Estado no sabe ni lo que quiere en materia de personal idóneo para sí y para el mercado laboral privado. Es tan obsoleto y primitivo “el ogro filantrópico” que paga un suplemento por el diploma de grado universitario cuando por la cantidad de graduados e interesados eso debiera ser parte de la condición de idóneo que demanda la Constitución. Además, envía cientos de becados por Becal que no impactan en su retorno en casi nada.

Si no todos pueden ir a la universidad podríamos elegir el modelo educativo de Singapur, Alemania y Suiza donde bien temprano –luego de los nueve años de primaria– le dicen al niño y a sus padres que opten por carreras técnicas y no se enderecen hacia la universidad. Puede ser doloroso, pero a esos tres países les ha ido muy bien. Potenciaría las carreras técnicas tan necesarias y generaría profesionales cualificados.

Esto es lo que los jóvenes deben entender. No busquen culpables. Zapateen. Movilícense, agrúpense y tomen el control político, pero no sean iguales a los diputados Rejala, Brítez, Latorre o Narváez y menos parecerse a Nenecho u otros concejales. Cuando lo hagan, temblará y cambiará el Paraguay. Convénzanse de que es posible y urgente. La patria les agradecerá.

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