Pregunta que no deja dormir. Los reportes semanales de Vigilancia de la Salud detallan el ascenso constante de las enfermedades respiratorias, sobre todo, los casos de afectados por influenza A.
A la par de esta situación epidemiológica, desde abril viene llevándose adelante la campaña de vacunación invierno 2025 contra la Influenza y el Covid. Los biológicos son para prevenir las formas graves de ambas enfermedades.
Muchas personas que ya padecieron de influenza A este año vienen preguntándose si aún es necesaria la dosis contra el virus que circula con más fuerza en la época invernal.
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La respuesta la da el director del Programa Ampliado de Inmunización (PAI), licenciado Luis Cousirat. “Igual la persona tiene que vacunarse porque no solamente circula influenza A”, refiere.
Según explica, la influenza A se divide en dos tipos, la H1N1 que circula con mayor fuerza actualmente. Después está la H3N2 que también está circulando. A ambas se suma la influenza del tipo B.
“Entonces, si uno tuvo un tipo específico, no tiene inmunidad contra los otros. Por eso es muy necesario y muy importante que las personas se vacunen cuando reciben el alta médica si tuvieron la enfermedad”, dice el director del PAI.
Cousirat comenta también que vienen trabajando con el personal de salud para evitar las contraindicaciones que suelen darse. Como ejemplo cita que hay quienes recomiendan no aplicar la vacuna a quienes tienen alguna congestión o tos. El único impedimento es tener fiebre, recuerda.
Actualización de la campaña
En abril, se inició la inmunización de la población en los diferentes vacunatorios a lo largo del país. La campaña invierno 2025 irá hasta principios de agosto, aproximadamente, señala el responsable del PAI.
Hasta el momento fueron aplicadas cerca de 915.000 dosis de las 1.500.000 que arribaron al país. Dicha cantidad representa al 60% del total disponible para la población.
El director del PAI menciona que la cantidad aplicada hasta el momento, es similar al año pasado, pero inferior a lo registrado en el 2022. Expresa además su preocupación por los bajos índices de inmunización entre la población que forma parte de los extremos de la vida. Estos son los menores de dos años y los adultos mayores de 60 años.
“Hay porcentajes muy bajos. Se van a vacunarse el papá, la mamá y al llegar a la casa parece que se olvidan de vacunar a sus hijos. Entonces en los extremos de la vida estamos viendo el desarrollo de los cuadros más graves”.